¡Que viene la realidad!
Es gracioso que el estreno más esperado de esta semana sea precisamente Reinas, comedia de Gómez Pereira que en buena medida deja como un fósil la ideología del Papa muerto. Reinas habla de matrimonios homosexuales sin asomo de culpa ni pecado, lo que puede levantar ampollas en sensibilidades ultras. Mientras las teles y los medios siguen erre que erre con el superaudiovisual televisivo del sepelio papal y sus vigilias, el cine campa por sus respetos hablando del lado cómico de la vida.
Se creía en los tiempos rojos que las películas tenían capacidad para cambiar la realidad cuando lo único que el cine hace es interpretar lo ya sucedido. Juan Antonio Bardem insistía en ello: "No sé por qué prohíben El acorazado Potemkin si la película no desencadenó la revolución rusa, sino que fue ésta la que propició luego la película". Aunque aún no se celebren en España las bodas gays que Reinas da como efectivas, el tema está en la calle, imparable. Curiosa contrapartida al fenómeno social del multitudinario entierro y todo su espectáculo.
Sin embargo, al director José Luis Borau le parece que el cine español no refleja la realidad española. Lo ha dicho esta semana en un curso de interpretación cinematográfica: "Los productores tienen pánico a las películas que contengan una filosofía de algo, y lo que quieren es brillantez, rapidez y fascinación". Cine de consumo para gente joven: "En esas películas sale gente de la calle, que dice las cosas de la calle, pero ésa no es la realidad". A Borau tampoco le gustan mucho los actores jóvenes ("El actor actual no se suele preocupar de la pronunciación, y hay bastantes actores en el cine español a los que no se les entiende porque hablan mal y demasiado deprisa"), en lo que coincide con Lauren Bacall, que no ha tenido recato en manifestar que sus compañeros jóvenes tienen "un talento minúsculo" y que sólo "piensan en el estrellato".
Lo cierto es que en Reinas se les entiende a todos y todas, principiantes y veteranas, como no podía ser menos. Marisa Paredes y Mercedes Sampietro, sendas presidentas de la Academia de Cine, flanquearon a Gómez Pereira en la presentación de la película. ¡Si no se les entiende a ellas...! La realidad o algo así persigue a la Academia, ahora con motivo del sistema de votaciones para los premios Goya. Unos lo consideran fraudulento, otros lo defienden apoyándose en que así se hace también en Hollywood. Unos quieren conocer el número de votos conseguido por cada película mientras que otros, el ex presidente Borau entre ellos, piensan que es mejor mantenerlo en secreto porque de otra forma "la Academia desaparecería". Es curioso: las películas se acercan a la realidad mientras la realidad, especialmente durante esta semana, está siendo completamente irreal. Luz y taquígrafos en las pantallas, delirios en las calles, secretos en la Academia.
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