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OPINIÓN DEL LECTOR
Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Memoria histórica

Uno debe recordar a aquellos protagonistas que hicieron posible con su sacrificio y su vida que hoy nuestro país sea como es y que una generación como la mía propia hayamos crecido en la libertad de las ideas y de la palabra.

"Que mi nombre no se borre en la historia" esas fueron las últimas palabras de Julia Conesa, una de las trece rosas fusiladas en 1939 en las tapias del cementerio de Madrid.

Y con Julita Conesa fueron más de medio millón de españoles los que sufrieron el exilio, la represión y la muerte en sus carnes.

Familias divididas y vidas sesgadas por el odio de los vencedores fue el regalo del caudillo a la otra España.

Han pasado más de 66 años desde el final de la guerra más cruenta de nuestro país, pero hoy todavía los protagonistas de aquella contienda incívica que enfrentó a primos con hermanos y a españoles contra españoles recuerdan como si fuese ayer los acontecimientos que sumieron a España en la barbarie.

Una de esas protagonistas fue Francisca Adame Hens. "La historia de señá Francisca", como la conocen en el pueblo cordobés donde vive, Fuente Palmera, es un ejemplo de lucha y coraje ante la persecución padecida por su familia al término de la guerra y que convirtió su infancia y juventud en un ir y venir de las cárceles y de los campos de concentración en los que durante largos años estuvieron encerrados su padre, Manuel Adame Adame, un guardia civil que luchó con la milicia republicana, y su hermano, Manuel Adame Hens, cuya vida transcurrió en paralelo a la del progenitor tanto en la guerra como en la posguerra.

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Sin renunciar nunca a sus ideas, esta jornalera luchadora sólo pudo ir a la escuela cuando tenía 65 años. Escritora de poemas, María Adame utilizó la poesía como vía de escape y desahogo de los padecimientos sufridos, para luchar contra las sombras que ahogaron su luz y para recordar que la Guerra Civil "no se terminó en el 39, duró 40 años más".

Con la entrega de la Medalla de Andalucía a esta luchadora, nuestra tierra reconoce y quiere homenajear públicamente a todos aquellos andaluces que sufrieron la represión y el castigo por el simple hecho de defender la libertad y sus ideas. Con homenajes así contribuimos a que sus nombres no se borren de la historia y que su recuerdo permanezca entre nosotros para siempre.

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