La debilidad económica de la UE sólo le permitirá crecer un 1,5% este año
Euro alto, petróleo caro y consumo bajo frenan la recuperación
La economía europea atraviesa tiempos de incertidumbre, y las perspectivas para el año actual confirman que la atonía es generalizada. Joaquín Almunia, comisario de Asuntos Europeos, va a anunciar hoy que el producto interior bruto (PIB) de la Unión apenas crecerá el 1,5% en 2005, medio punto por debajo de lo que se había previsto en otoño. Euro alto, petróleo caro, consumo bajo e inversión insuficiente frenan la economía europea. Las nuevas cifras reflejan el anunciado sentimiento pesimista de empresarios y consumidores.
Los datos de hoy son los últimos de un tobogán de recortes sobre lo que las autoridades europeas esperaban para 2005. Hace un año, Bruselas aventuraba que en este ejercicio el PIB de la zona euro crecería un 2,3%, vaticinio que fue rebajado hasta el 2% el pasado octubre. La evolución de los acontecimientos ha seguido siendo negativa y ahora se pronostica que el crecimiento no irá más allá del 1,5%, en línea con las anticipaciones que hacen el Fondo Monetario Internacional y el Banco Central Europeo, según los cuales la economía europea aumentará el 1,6%. La economía de Estados Unidos crecerá casi el triple.
Estas cifras, más ajustadas a la realidad, cuantifican las impresiones negativas de empresarios y consumidores reflejadas en el Indicador de Sentimiento Económico, que en marzo continuó cayendo y rematando así una serie casi ininterrumpida de deslizamientos que dura ya medio año y alcanza ahora el punto más bajo desde diciembre de 2003.
Industria, servicios y comercio minorista sumaron sus percepciones negativas. Entre los 12 países de la zona euro, sólo España se desmarcó de la tendencia negativa con las otras tres grandes economías (Alemania, Francia e Italia) optando marcadamente por el deterioro.
El estallido del precio del petróleo, un euro fuerte que penaliza las exportaciones, un paro que mantiene su vigor (en febrero subió al 8,9% en la eurozona, frente al 8,8% de enero, según las estadísticas de Eurostat) y la contención en el consumo de unos ciudadanos no muy seguros sobre las inmediatas perspectivas económicas, son factores que traban la economía, según los analistas.
También atribuyen estos expertos responsabilidad en el cuadro a las endémicas rigideces del mercado laboral y a la carencia de inversiones en investigación, desarrollo e innovación, de las que crecientemente depende la economía europea en un mundo globalizado.
El sentimiento y las perspectivas son más negativos en los países antiguos que en los de la ampliación, y por sectores productivos, el industrial es el más pesimista con respecto al futuro, lastrado por debilidad en las carteras de pedidos, una demanda externa contraída.
Algunos expertos han apuntado que el sector manufacturero europeo está al borde de la recesión.
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