Descontrol explosivo
Que un individuo en España haya podido almacenar durante 13 años en el garaje de su vivienda, próxima a un colegio, en un pueblo de Barcelona, nada menos que 755 kilos de explosivos en mal estado, principalmente Goma 2, más de 5.000 detonadores eléctricos y 500 metros de mecha lenta muestra el absoluto descontrol del mercado de explosivos en un país con más de 35 años de actividad terrorista.
Los atentados del 11-M ya pusieron en evidencia las tremendas lagunas de seguridad existentes en muchos de los 10.000 polvorines censados en España. Todo ello en un país donde se fabrican cuatro millones de kilos de Goma 2 cada año. Las investigaciones policiales sobre el 11-M descubrieron precisamente la facilidad con la que un ex minero de Asturias burló sin ningún problema los controles -en realidad, ninguno- de una mina y facilitó más de un centenar de kilos de dinamita a los terroristas islamistas que llevaron a cabo los múltiples atentados contra los trenes.
Lo más aberrante de esta historia es que el sujeto ahora detenido en Barcelona, un artillero civil que realizaba voladuras en obras y canteras, contaba con casi todos los permisos necesarios. Las primeras investigaciones indican que, al parecer, no tiene ninguna relación con grupos terroristas. Tal vez sea un alivio, pero no suficiente, pues lo preocupante es que haya podido almacenar tranquilamente tal cantidad de material explosivo.
El descubrimiento ha llegado como resultado de los rastreos que la Guardia Civil viene realizando dentro de la campaña que el Ministerio del Interior puso en marcha el pasado septiembre para reforzar los controles y que vendrá acompañada de una profunda reforma del reglamento de explosivos.
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