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Reportaje:

El lugar donde habitó la poesía

Los Amigos de Vicente Aleixandre piden que la casa del poeta se convierta en centro cultural

Federico García Lorca toca el piano de Elvira de Aleixandre en el salón. Sirio, el perro, un labrador negro, saluda a las visitas para atemorizar después a las gallinas que se refugian en el jardín de la casa amarilla. Como en un conciliábulo, en el porche trasero, debaten con Vicente Aleixandre algunos poetas sobre la carta que Luis Cernuda acaba de enviar a Rafael Morales hablando de Juan Ramón Jiménez. Desde lo alto del cedro que preside el jardín, un joven Miguel Hernández contempla la escena. El reloj toca las cinco de la tarde en la calle de Velintonia, 3. Corren los años treinta y esta escena podría ser un día cualquiera en la casa de Vicente Aleixandre que durante 50 años (desde 1927 a 1984, exceptuando la Guerra Civil) fue el refugio madrileño de la poesía de varias generaciones.

Allí leyó García Lorca por primera vez los 'Sonetos del amor oscuro'

Veinte años después de la muerte del poeta y premio Nobel de Literatura en 1977, la casa de la que fuera la calle de Velintonia (Welingtonia, en origen, pero rebautizada por el poeta) permanece olvidada en medio de la colonia de chalés de Metropolitano.

Hoy la calle recibe el nombre del poeta y es la única alusión a aquella época de esplendor literario en la que Vicente Aleixandre atendía de 12.30 a 14.00 a jóvenes poetas que le presentaban sus textos, y a partir de las 4.30 a los más íntimos. "Mi tío se pasaba el día reunido con tipos que para mi mente infantil de entonces eran bastante raros", asegura Amaya Aleixandre, la sobrina del poeta y heredera de la villa que fue considerada el "cuartel general del exilio interior". Esa casa fue también la de toda una generación irrepetible de poetas dispersados por la guerra. Aleixandre se quedó por su delicada salud y acogió y escuchó en su hogar a quienes regresaban.

Desde la muerte en 1987 de Concha Aleixandre, la hermana del poeta, la casa de la poesía ha estado abandonada. La biblioteca del autor pasó a manos de su amigo Carlos Bousoño y los muebles se los repartieron entre los sobrinos de los Aleixandre. El que en su día fuera un impecable jardín se cubrió de maleza, y el porche, donde el poeta recibía a sus amigos tumbado en su diván, se convirtió en el hogar improvisado de un indigente hasta que los cartones sobre los que dormía se le quemaron.

El Grupo Socialista del Ayuntamiento de Madrid y la comisión de Amigos de Vicente Aleixandre quiere que el Ayuntamiento y la Comunidad compren el inmueble a los herederos para recuperarlo como la Casa de la Poesía y sede de la fundación con el nombre del poeta, que aún no ha sido creada. La reivindicación no es nueva. Cuando en 1987 la casa del escritor quedó vacía, el alcalde de entonces, Juan Barranco, del PSOE, se planteó convertirla en un museo de la Generación del 27, pero la propuesta no llegó a fraguarse. Hace 10 años, la comisión de Amigos de Vicente Aleixandre, encabezados por el poeta y crítico José Luis Cano, recogió más de cien firmas de poetas, intelectuales e instituciones culturales, como la Real Academia Española, para que las instituciones públicas se hicieran cargo del lugar y lo salvaran transformándolo en un centro cultural. La comisión asegura que Esperanza Aguirre, entonces concejal de Cultura, se comprometió a hacerlo, incluso recibió el agradecimiento de la comisión por ello, pero nunca se llevó a cabo la promesa. La portavoz del Grupo Socialista, Trinidad Jiménez, junto con la concejal de Cultura del PSOE, Rosa León, resucitaron ayer estas reclamaciones, aprovechando que el 14 de diciembre se cumplieron 20 años desde que murió el poeta. El día 30 reclamarán ante el pleno del Ayuntamiento que "haga las gestiones oportunas, de acuerdo con la Comunidad de Madrid, para comprar, restaurar y convertir la casa de Vicente Aleixandre en la Casa de la Poesía y la Amistad y en la sede de la Fundación Vicente Aleixandre".

Nadie se atrevió ayer a dar una cifra con el precio de la casa, un chalé con dos plantas y un ático con un jardín. Sin embargo, hace dos años algunos vecinos interesados en el inmueble aseguraron que les pedían cerca de 1,2 millones de euros (200 millones de pesetas). El consejero de Educación y Deportes de la Comunidad, Santiago Fisas, afirmó ayer que "no tiene sentido" pretender que el Ayuntamiento y la Comunidad destinen "unos recursos importantísimos" para comprar "a precio de mercado" la casa del poeta. Trinidad Jiménez explicó que los recursos que deberían destinarse a recuperar este "trozo de memoria" equivaldría a "un par de metros de uno de los muchos túneles que está haciendo el Ayuntamiento".

Ayer las persianas de la casa se volvieron a levantar y las puertas se abrieron para que los periodistas y poetas que acudieron al acto de presentación de la propuesta pudieran visitarla. Sólo algunas paredes y techos desconchados por las goteras en algunas estancias hablaban del abandono. En la habitación del poeta, donde escribió gran parte de su obra, sólo permanece una lámpara que usaba y un lavabo junto a la ventana. En el salón que un día albergó la biblioteca los huecos de las estanterías mantienen la huella sucia de los libros que reposaron allí. Pero en la que fuera la Casa de la Poesía, donde Lorca leyó por primera vez sus Sonetos del amor oscuro, ayer, cuando todos se marcharon, sólo se escuchaba el silencio.

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