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El robador robado

Don Álvaro Tarfe es el personaje de Avellaneda que sirve de hilo conductor a su Quijote. Cervantes, devolviéndole la pelota, plagiando al plagiario, incorporó a Tarfe en el capítulo 72 de su segunda parte y lo puso a dialogar con Quijote y Sancho:

"Oyendo esto don Quijote, le dijo a Sancho:

-Mira, Sancho: cuando yo hojeé aquel libro de la segunda parte de mi historia, me parece que de pasada topé allí este nombre de don Álvaro Tarfe.

-Bien podrá ser -respondió Sancho-. Dejémosle apear, que después se lo preguntaremos.

-Sin duda alguna pienso que vuestra merced debe de ser aquel don Álvaro Tarfe que anda impreso en la segunda parte de la historia de don Quijote de La Mancha recién impresa y dada a la luz del mundo por un autor moderno.

-El mismo soy -respondió el caballero-, y el tal don Quijote, sujeto principal de la tal historia, fue grandísimo amigo mío, y yo fui el que le sacó de su tierra, o a lo menos le moví a que viniese a unas justas que se hacían en Zaragoza, adonde yo iba; y en verdad, en verdad que le hice muchas amistades, y que le quité de que no le palmease las espaldas el verdugo por ser demasiadamente atrevido.

-Y dígame vuestra merced, señor don Álvaro, ¿parezco yo en algo a ese tal don Quijote que vuestra merced dice?

-No, por cierto -respondió el huésped-, en ninguna manera.

-Y ese don Quijote -dijo el nuestro-, ¿traía consigo a un escudero llamado Sancho Panza?

-Sí traía -respondió don Álvaro-, y aunque tenía fama de muy gracioso, nunca le oí decir gracia que la tuviese.

-Eso creo yo muy bien -dijo a esta sazón Sancho-, porque el decir gracias no es para todos, y ese Sancho que vuestra merced dice, señor gentilhombre, debe de ser algún grandísimo bellaco, frión y ladrón juntamente, que el verdadero Sancho Panza soy yo, que tengo más gracias que llovidas, y, si no, haga vuestra merced la experiencia y ándese tras de mí por lo menos un año, y verá que se me caen a cada paso, y tales y tantas, que sin saber yo las más veces lo que me digo hago reír a cuantos me escuchan; y el verdadero don Quijote de La Mancha, el famoso, el valiente y el discreto, el enamorado, el desfacedor de agravios, el tutor de pupilos y huérfanos, el amparo de las viudas, el matador de las doncellas, el que tiene por única señora a la sin par Dulcinea del Toboso, es este señor que está presente, que es mi amo: todo cualquier otro don Quijote y cualquier otro Sancho Panza es burlería y cosa de sueño".

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