Holanda, reinvención sin límites

Holanda es un país que se ha inventado a sí mismo. Su historia es la de la lucha contra la anegación de sus tierras bajas, la de la reconstrucción de sus ciudades arrasadas tras la Segunda Guerra Mundial o la de la fragua de una identidad libre. Con dos de los puertos más representativos del comercio europeo, los de Amsterdan y Rotterdam, y una floreciente e ingeniosa industria, los holandeses combinan el diseño de paisajes artificiales con un cuidado reverencial por la naturaleza. No les duele, por ejemplo, multiplicar por tres el presupuesto en infraestructuras para enterrar así algunos tramos del recorrido del tren de alta velocidad Amsterdam-París. "Encontrar libertad en espacios muy limitados es una habilidad que los holandeses aprenden muy pronto. Para algunos diseñadores, los límites del país se han convertido en fuente de inspiración de sus trabajos creativos", apuntan Aaron Betsky y Adam Eeuwens, autores de False Flat, la nueva enciclopedia del diseño holandés.

El carácter holandés obliga al diseño a conectar con la cultura popular. "Éste es un país donde la sociedad no entendería un diseño apartado de las necesidades reales", comentan Betsky y Eeuwens. Pero, ¿quién es el principal inventor, el maestro holandés de hoy?, ¿es un arquitecto, un editor o quizá un diseñador? Ésa es la pregunta que flota al leer el libro. Entre las respuestas, Rem Koolhaas. Incuestionable agitador cultural, cineasta, escritor y, sobre todo, el arquitecto más aclamado del mundo. Y el más emulado. Con obras como la reciente Casa da Música de Oporto o barrios enteros de China, está sembrando el futuro de muchos jóvenes proyectistas.

La editorial 010 tampoco se ha fijado fronteras: su campo de difusión es el mundo. En veinte años ha publicado el trabajo de medio millar de fotógrafos, diseñadores y arquitectos holandeses, en parte gracias a las ayudas gubernamentales. Los holandeses promocionan su cultura nacional como si fuera un producto comercial más.

Un tercer apoyo del continuo renacer holandés son los equipos de trabajo. Entre ellos, Droog Design, un grupo de estudiantes de Eindhoven que revolucionó en los noventa el mundo del diseño industrial. Reciclaje, descontextualización de ideas y amor por elementos como el silencio, el espacio, la artesanía o la frescura fueron sus estandartes. Con su trabajo están consiguiendo marcar las pautas de naturalidad y necesidad -por encima del capricho- que imperan en el mejor diseño actual.

Holanda analiza, combina, absorbe y luego lidera al mundo. False Flat analiza los trabajos de aquellos pioneros que supieron formular la pregunta adecuada. Sus respuestas son propuestas de cambio.