El Tribunal Supremo de EE UU rechaza reconectar a Terri Schiavo
El gobernador Jeb Bush estudia asumir poderes excepcionales para mantenerla viva
El Tribunal Supremo de EE UU ha denegado la petición de los padres de Terri Schiavo para que reconectaran las sondas que alimentaron a su hija durante 15 años, cerrando con ello la última puerta legal de la apelación federal del caso. George Greer, el juez del Estado de Florida que hace una semana ordenó que le retiraran los alimentos y líquidos, rehusó entregar la custodia de Terri al gobernador Jeb Bush. A pesar de estar agotadas las vías judicial y legislativa, los padres pidieron a un juez federal que reconsiderara su decisión e imploraron al gobernador que asumiera la custodia de su hija.
El gobernador de Florida, Jeb Bush, se ha planteado la posibilidad de asumir la custodia de Terri Schiavo por la fuerza, una decisión política que desafiaría al poder judicial y podría provocar una crisis constitucional en Florida. George Greer, el juez que falló en contra de dar a Bush la custodia que hasta ahora ha tenido el marido de Terri, Michael Schiavo, ha presidido el caso desde 1998. Greer denegó también la solicitud de hacer públicas las denuncias de abusos y maltrato a Terri supuestamente cometidas por Michael Schiavo. Las posibilidades de que el gobernador, hermano del presidente Bush, apelara la solicitud de custodia a una instancia superior de Florida parecía lejana, dado que el tiempo de vida que le queda a Terri es incierto.
En la frenética cruzada por mantener en vida a la mujer de 41 años, el gobernador Bush solicitó el miércoles por la noche la custodia, en base a "nueva información" médica y a 30 denuncias de supuestos abusos a manos del marido. Bush ha justificado su intervención al señalar que el Departamento de Protección de Familias de Florida tiene la obligación legal de investigar todas las denuncias y, por otra parte, ha citado la evaluación de un neurólogo que contradice el diagnóstico de los médicos de Terri de "estado vegetativo persistente". El neurólogo de la Clínica Mayo, William Chestire, afirma que Terri se encuentra en un "estado de conciencia mínima".
Poco después de que Bush hiciera el anuncio, los seguidores del marido criticaron las credenciales de Chestire, aduciendo que está asociado a grupos cristianos y que además sólo ha reconocido a Terri durante hora y media el pasado día 1, pero no ha realizado un examen médico a fondo.
La última decisión del juez Greer supuso la segunda derrota en pocas horas para los padres y hermanos de Terri. Por la mañana había sido la del Supremo cuyos magistrados limitaron su fallo a la palabra "denegada", dejando en teoría una rendija abierta por si el caso volvía a ellos desde los tribunales estatales.
La familia y sus seguidores, incluido el presidente Bush y su hermano, el gobernador, expresaron su "decepción" por el fallo del Supremo, mientras que el marido de Terri, que lleva años en una batalla campal con sus suegros, dijo a través de su abogado que se sentía "muy agradecido" y que esperaba que "dejaran morir en paz a Terri", algo que ha recordado es lo que le pidió su mujer de palabra y él ha mantenido desde 1997 .
Terri se desmayó el 23 de febrero de 1990 a causa de una bajada de potasio y desde entonces ha estado en estado vegetativo. Tal diagnóstico ha sido uno de los dos argumentos centrales de la disputa judicial entre el marido y los padres. El juez Greer aceptó la validez del diagnóstico de siete médicos, cinco de ellos nombrados por él y dos pagados por Michael Schiavo, frente al de otros dos médicos pagados por los padres. El juez Greer también excluyó como prueba el diagnóstico de otros 33 neurólogos aportados por la familia, que aseguraban que Terri tenía posibilidades de rehabilitación.
Los abogados de la familia han pedido reiteradamente un nuevo juicio, apoyándose en la ley de urgencia que aprobó el Congreso de EE UU durante el fin de semana. Ante los sucesivos reveses -primero ante un juez federal y después ante el Tribunal Federal de Apelaciones de Atlanta- los letrados adujeron un "milagro": que Terri había tratado de decirles que quería vivir. Según el texto de la apelación cuando una de las abogadas le formuló esa pregunta, Terri "emitió un sonido parecido a yo" , seguido de otro muy alto y prolongado que se parecía a "quiero". El Supremo lo desestimó.
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