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Deterioro rápido

La salud de Terri Schiavo se deteriora rápidamente. Según un portavoz de la familia, tiene fallos renales, ha perdido completamente el color rosado de la cara y tiene los ojos hundidos. Los médicos creen que no podrá resistir mucho tiempo más sin líquidos ni alimentos. También afirman que será una muerte sin dolor.

Ante la puerta del centro Woodside del condado de Pinellas (Florida), en el que ha estado internada desde hace seis años por decisión de su marido y guardián legal, Michael Schiavo, se manifiestan cientos de personas en apoyo de los dos bandos de esta saga judicial, familiar y política. "Dejen a Terri morir con dignidad", "Queremos a los políticos fuera de nuestras vidas", dicen algunas de las pancartas de seguidores del marido.

En el otro lado se sitúan los que abogan por mantenerla con alimentación por sonda hasta que su vida se extinga de forma natural. Estos son, en su mayoría, creyentes que consideran la posible muerte de Terri "una crucifixión al estilo moderno". Así lo declara el reverendo Paul Mahonney, conocido por sus posiciones contra el aborto. La entrada al centro de Terri está fuertemente custodiada por policías que escoltan incluso a los padres y hermanos cuando la visitan. El control de visitas lo ejerce el marido, legalmente autorizado para ello. Michael también la visita diariamente y ha dicho que estará con ella en sus últimos momentos. Las dos ramas de la familia no se hablan desde el 14 de febrero de 1993.

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