Atletismo en el metro

Desde la primera secuencia, más que crear tensión o generar terror en los habitantes del patio de butacas, el objetivo de la película parece ser llegar como sea a los 85 minutos de duración, sabedores de que no tenían historia para ello y de que el guión no debía contener más que unas cuantas páginas. Creep viene así a dar cuerpo al concepto de cortometraje alargado. Todo ello valorando que, como corto, tampoco sería más que una vulgar repetición de algo ya visto cientos de veces: el mal que acecha en los fríos pasillos y en los oscuros túneles de un lugar más o menos siniestro, en este caso el metro de Londres.

Debut como director del británico Christopher Smith, Creep tiene como protagonista a la excelente actriz alemana Franka Potente, a la que, después del éxito de Corre, Lola, corre, se empeñan en endilgar cualquier papel físico que requiera poner cara de angustia y mostrar dotes de atleta delante de la cámara. El tópico del cine de terror sobre la chica que siempre hace lo que menos se espera para huir del peligro se hace más patente que nunca en la película, pero lo peor es que la información sobre el misterio que encierra la historia tarda demasiado en llegar. Así, hacia el minuto 45 de cinta, es decir, más de la mitad y después de cuatro o cinco muertos, no es que los datos sobre el enigma sean mínimos o insuficientes, es que simplemente no los hay. De este modo, el espectador termina desconectando sin remedio, harto de los absurdos comportamientos de sus personajes, de tanta carrera y de tanto rostro desencajado.