El club informal de amigos
El "club informal de los amigos de Rusia". Éste es el significativo nombre con el que el Kremlin ha bautizado el nuevo formato de relación inaugurado al incorporarse España al triángulo franco-alemán-ruso, ya existente desde 1998. La iniciativa de Jacques Chirac es muy oportuna para Vladímir Putin y los responsables de la política rusa, cada vez más preocupados por las nuevas notas hostiles que creen detectar en Bruselas tras la ampliación.
Desde la perspectiva de Moscú, algunos de sus antiguos aliados en el Pacto de Varsovia siembran cizaña en Bruselas contra Rusia. En el Kremlin han comparado estos países con "niños que corretean martillo en ristre y golpean a sus padres en los callos".
La reunión de París puede ayudar a neutralizar las tentaciones de Moscú a sentirse como un gato acorralado y a actuar a la defensiva. Esta tendencia aflora en los comentarios agrios del ministro de Exteriores, Serguéi Lavrov, sobre los dobles raseros de la UE. Rusia ha sido criticada en Europa por su política en Chechenia, pero medios diplomáticos occidentales, en conversaciones informales, opinan que el conflicto del Cáucaso no exime a la Comisión Europea de su obligación de responder a las discriminaciones de las minorías rusoparlantes y los "no ciudadanos" de los países bálticos.
Con la ampliación de la UE, los agujeros negros de la URSS (territorios no reconocidos que proclaman su autonomía o su independencia, como el Transdniéster, en Moldavia y Osetia del Norte, y Abjasia, en Georgia) han cobrado nueva importancia para la seguridad europea, al convertirse en problemas fronterizos, pero Rusia rechaza el creciente papel de Bruselas en el espacio postsoviético.
Moscú sabe que los tres amigos del club no son un sustituto para la relación institucional con Bruselas, por donde pasa la negociación de los "cuatro espacios", el marco donde se canaliza el diálogo con la UE desde 2003. La diversificación del diálogo UE-Rusia más allá de Bruselas o las bilaterales reduce la posibilidad de que se produzcan situaciones críticas. "Cuanto más sean los países influyentes que deseen participar en contactos con Moscú por separado de los de la UE, tanto más segura se sentirá Rusia en el terreno europeo", escribía el diario Nezavísimaya Gazeta.
De los tres países representados en París, Francia y Alemania tienen tratados bilaterales con Rusia para la simplificación de los visados. España, por su parte, está dispuesta a negociar uno bilateral si no prospera la negociación para un tratado con toda la UE a firmar para la cumbre de mayo en Moscú.
Por otra parte, los intereses económicos españoles en Rusia son muy inferiores a los de Alemania y Francia. Tanto Chirac como Schröder tienen estos días en cartera sus propios proyectos bilaterales: el primero, para lanzar cohetes rusos al espacio desde la Guayana francesa y para construir conjuntamente motores para aviones regionales rusos, y el canciller alemán, para allanar la compra de una fábrica de maquinaria pesada, con ramificaciones en el sector militar en la que está interesado Siemens.
Alemania supone el 9,7% del volumen comercial de Rusia; Francia, el 3%, y España, el 1,1%, según las estadísticas de 2003.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.