Abbas trata de arrancar una tregua de un año a los radicales palestinos
Sharon sólo aceptará "la desarticulación de los grupos terroristas"
El presidente palestino, Mahmud Abbas, pidió ayer a las 13 organizaciones radicales el establecimiento de una tregua de al menos un año. La petición fue formulada por Abbas a los líderes de las facciones y movimientos reunidos en una cumbre extraordinaria de cuatro días que empezó a celebrarse en El Cairo bajo la égida del presidente egipcio, Hosni Mubarak. El Gobierno israelí ha asegurado que no aceptará una declaración de tregua unilateral por parte de estos grupos y exige la "desarticulación de las organizaciones terroristas".
Representantes de las 13 facciones radicales palestinas se reunieron ayer por la tarde con el presidente Mahmud Abbas, Abu Mazen, en la sede de un lujoso hotel de la Ciudad Seis de Octubre, situada a unos 30 kilómetros de El Cairo, para examinar la posibilidad de convertir el alto el fuego temporal decretado hace cuatro meses en una tregua definitiva. Está previsto que la reunión finalice el viernes con una declaración conjunta en la que las organizaciones y la dirección palestina establezcan de manera permanente su posición con respecto a un alto el fuego en la Intifada.
Mahmud Abbas, que en principio albergaba la esperanza de que de la reunión de El Cairo pudiera salir una declaración formal que pusiera punto final a la segunda Intifada -que comenzó en septiembre de 2000-, se ha visto obligado a recortar sus expectativas ante la actitud intransigente de las organizaciones, que reclaman contrapartidas claras e inmediatas por parte de Israel. Consciente de estas dificultades, la propuesta de Abbas ha quedado reducida a la petición de un año de tregua, que considera el mínimo suficiente para poder restablecer un diálogo de paz con el Gobierno de Ariel Sharon y reactivar la aplicación de la Hoja de Ruta.
La propuesta de mínimos de Abbas amenaza, sin embargo, con verse recortada, ya que los líderes de Hamás y de Yihad Islámica acudieron a la reunión con la intención de ofrecer como máximo tres meses más de tranquilidad. La posición firme de los máximos dirigentes de estas organizaciones fundamentalistas llega al punto de negarse a que se utilice en la declaración final del viernes la palabra hudna, tregua en árabe, y exigen que sea sustituida por la más moderada y aguada de tahadiya, que significa calma. Las facciones se niegan a adoptar una actitud más generosa con respecto a los israelíes mientras éstos no abran la mano con respecto a la liberación de los presos o el levantamiento del asedio a las ciudades de Cisjordania.
El primer ministro israelí, Ariel Sharon, arrojaba, pocas horas antes de iniciarse la cumbre de El Cairo, un jarro de agua fría sobre las expectativas de la reunión, al asegurar que de ninguna manera está dispuesto a aceptar una tregua de las facciones radicales. El Gobierno israelí reclama "la desarticulación de las organizaciones terroristas" y el fin de los actos de violencia.
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