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CRISIS POLÍTICA EN ALEMANIA

El presidente alemán exige a Gobierno y oposición una reforma urgente contra la crisis

Horst Köhler rompe los moldes protocolarios de su cargo y critica a partidos y empresarios

El presidente federal alemán, Horst Köhler, rompió ayer de nuevo los moldes protocolarios de su cargo y pronunció un discurso muy político ante los empresarios reunidos en Berlín. En él instó a los alemanes a trabajar juntos contra el desempleo sin dilación, y pidió reformas concretas y determinación para actuar. Advirtió también de que la labor no será fácil ni los resultados rápidos: "Son tablas gruesas las que tenemos que taladrar". En la lucha contra el desempleo, Köhler propuso una drástica reducción de los costes laborales, una profunda reforma fiscal, menos burocracia y más innovación.

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Con la autoridad que le otorga haber sido director general del Fondo Monetario Internacional, Köhler pidió al canciller Gerhard Schröder y a la oposición que den prioridad a las reformas en tres ámbitos: creación y protección de puestos de trabajo; recorte de impuestos y simplificación del sistema de fiscalidad. En un país con un elevado desempleo (5.216.000 parados en febrero y se teme que la cifra de marzo supere los 5,4 millones), el presidente dijo: "Pongan los empleos primero". "Todo lo que sirva para la creación y protección de puestos de trabajo competitivos tiene que hacerse. (...) Todo obstáculo que se encuentre en el camino debe ser evitado".

Con un crecimiento económico estancado -un 0,2% en el último trimestre de 2004-, debido al recorte de la inversión empresarial y a la reducción del consumo, Köhler, dijo: "No nos podemos permitir pausas tácticas en las reformas debido a elecciones; las acciones a corto plazo no ayudan, tenemos que adoptar medidas a largo plazo contra el desempleo".

El presidente señaló que es necesaria una profunda reforma y simplificación del laberíntico sistema fiscal alemán y propuso que para empezar se reduzcan los impuestos que gravan las actividades empresariales. "Nuestro sistema fiscal espanta, sobre todo a los inversores", dijo. De los 104 países que aparecen en la lista de eficiencia del Foro Económico Mundial, Alemania, dijo, está en el lugar 104. Ante la imposibilidad de recortar los sueldos "al nivel de China o Polonia", como contrapartida a estas reformas, Köhler instó a incrementar el gasto en educación, investigación y ciencia. "Tenemos que ser mejores en la misma medida en que somos más caros", añadió.

Aunque las propuestas de Köhler fueron bien recibidas por los empresarios presentes en Berlín -ovación de cinco minutos y puestos en pie-, para ellos hubo una de cal y otra de arena. Köhler dio un tirón de orejas a las compañías que recortan plantillas y reducen costes después de anunciar beneficios récord, en lugar de invertir en innovación. Y les recordó su responsabilidad en los convenios acordados durante décadas, que mimaban a los trabajadores "a costa de los desempleados y los contribuyentes".

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A los trabajadores, Köhler les pidió flexibilidad en las jornadas laborales y propuso como ejemplo las iniciativas de la industria del motor de adaptar las jornadas a la demanda. Y también hubo exigencias para los políticos: "Gobierno y oposición tienen una responsabilidad patriótica", dijo Köhler en referencia a la reunión que mantendrán mañana Schröder y los presidentes de los partidos democristianos, Angela Merkel y Edmund Stoiber. Tras apelar al patriotismo, un concepto casi tabú en Alemania, el jefe del Estado expresó su deseo de que de la reunión resulten medidas concretas.

En inequívoca referencia al actual debate sobre la ley antidiscriminación, Köhler pidió a los legisladores que impulsen medidas que fomenten el empleo y frenen las que no lo hagan. Los partidos conservadores se oponen a dicha ley por considerar que no reduce sino aumenta la burocracia. Mientras, los Verdes y sectores socialdemócratas defienden una ley que va más allá de las recomendaciones europeas al respecto.

Empresarios alemanes aplauden al presidente Khöler después de que pronunciara su discurso en Berlín.
Empresarios alemanes aplauden al presidente Khöler después de que pronunciara su discurso en Berlín.REUTERS

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