Los ganaderos tildan de "atraco" la intención de Puleva de cerrar su fábrica de Jerez
El anuncio del cierre de la fábrica que tiene en Jerez la firma Lactimilk, filial de Ebro Puleva, ha llevado el desconcierto y la preocupación al sector ganadero de la provincia de Cádiz. La actitud de la compañía láctea, que el pasado viernes comunicó a los trabajadores de la planta la presentación hoy del expediente de regulación de empleo, ha sido tildada de "atraco" por parte de las organizaciones agrarias.
Unos 150 ganaderos de Jerez y su zona de influencia trabajan con Puleva suministrando leche a las instalaciones que la empresa pretende cerrar ahora alegando que no son rentables. El anuncio no ha pasado inadvertido para las organizaciones agrarias, que recuerdan que esa fábrica fue creada en sus orígenes por una cooperativa de productores de leche de la comarca, y que fue vendida a Ebro Puleva en unas muy ventajosas condiciones a cambio de que la compañía mantuviera la actividad.
Según Salvador Pineda, secretario provincial de COAG en Cádiz, "la fábrica fue casi regalada, pero Puleva ha demostrado que sólo venía a especular y que le ha dado igual siempre lo que ocurriera con el pueblo de Jerez y sus ganaderos". Pineda califica de "atraco" la operación y advierte, no obstante, de que la empresa tendrá que cumplir los contratos que tiene firmados y no podrá de dejar de comprar el producto en Jerez. "Vamos a seguir produciendo y Puleva se tendrá que llevar la leche a Sevilla", indicó. El responsable de COAG espera que el hipotético cierre de la planta jerezana no suponga un coste añadido para los ganaderos a la hora del transporte, y avisa de que se deben mantener los precios por litro existentes en el mercado.
Pineda cree, de todas formas, que tras el anuncio de cierre podría esconderse una estrategia del grupo empresarial para arrancar más subvenciones y ayudas de las administraciones. "Esta música de la despedida de Puleva nos suena mucho ya por aquí", manifestó en referencia a crisis anteriores donde también se anunció la clausura de la planta sin que, finalmente, se produjera.
El secretario general de Asaja-Cádiz, Cristóbal Cantos, alertó, por su parte, de las repercusiones negativas de la decisión. "Va a resultar una pérdida de competitividad y una pérdida de activo, y estar alejados de la industria de base hará inviable que continúe con normalidad la producción", afirmó. Cantos añadió que el cierre de la fábrica jerezana dejará sin trabajo a unas 200 personas al margen de los 70 empleados de la plantilla.
El personal del Lactimilk en Jerez se reúne hoy, precisamente, en asamblea para elaborar un calendario de movilizaciones contra los planes de Puleva. La alcaldesa de la ciudad, Pilar Sánchez, ha anunciado la convocatoria del Consejo Económico y Social y su pretensión de organizar un "frente común" para evitar el desmantelamiento de esta industria.
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