"Carlos Mesa ha perdido la autoridad"
El líder del Movimiento Al Socialismo (MAS), Evo Morales, 49 años, ha subido su apuesta contra el presidente de Bolivia, Carlos Mesa, y ha anunciado que los bloqueos que paralizan el país seguirán hasta que se apruebe una ley que establezca un 50% de regalías para el Estado sobre las extracciones de petróleo y gas. Morales, cuya fuerza política es la segunda del país, acusa al presidente de acelerar el clima de crispación para fomentar un autogolpe.
Pregunta. ¿Qué salida tiene esta situación?
Respuesta. El pueblo decidirá. Después de tantos días en vigilia pacífica se ha pasado a una movilización agresiva. Será el pueblo el que reaccione y eso no depende de mí. En cualquier caso, Mesa ha pedido verse conmigo, pero antes tendrá que disculparse públicamente porque los movimientos sociales tienen dignidad [pocas horas después, el presidente pidió disculpas]. Mesa ha perdido toda autoridad dentro del movimiento indígena y popular.
"En Bolivia se está produciendo una lucha entre los que defienden a las multinacionales y los que quieren a su país"
"Respeto a Chávez, respeto sus recomendaciones pero jamás sus instrucciones. El Gobierno boliviano sí que recibe instrucciones de EE UU"
P. Mesa ha dicho que va a meter en la cárcel a los bloqueadores, ¿cuál es su respuesta?
R. Sería importante que meta primero a los bloqueadores de la economía nacional como son el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial. Las políticas que imponen bloquean el desarrollo del pueblo. Si realmente habla de los bloqueadores de caminos ¿por qué no? Que empiece por la oligarquía de Santa Cruz que bloquea el aeropuerto. Aquí se está produciendo una lucha entre los que defienden a las multinacionales y los que quieren a su país. Mientras no haya una política que haga justicia social va a haber bloqueo de caminos.
P. ¿Va a adoptar el Gobierno una política de mano dura?
R. Cuando Mesa convoca a una manifestación [como la de ayer contra los bloqueos] está llamando a la confrontación. Mesa está dividiendo el país. He recomendado a una comisión jurídica que estudie si Mesa está cometiendo un delito.
P. ¿Se arrepiente hoy de no haber aceptado la renuncia del presidente Mesa?
R. No. Jamás hemos solicitado su renuncia. Ni el grupo parlamentario ni los dirigentes sindicales lo han hecho, sabiendo además que era un show de renuncia. Una renuncia para distraer y perjudicar la aprobación de la Ley de Hidrocarburos. Mesa no quiere respetar el mandato del pueblo boliviano. Se ha equivocado. Ha intentado aprovechar la situación para culpabilizar a los movimientos sociales.
P. ¿Están dispuestos a rebajar su exigencia de que los hidrocarburos sean cargados con un 50% de regalías para solucionar la crisis?
R. El 50% es innegociable, no sólo para los movimientos sociales, sino para toda la sociedad. Es respetar el mandato del pueblo. Los técnicos siguen trabajando para conseguir que se apruebe un artículo en estos términos.
P. ¿Es usted el gran perdedor de la crisis, como apuntan muchos medios de comunicación locales?
R. Es conocido que los medios de comunicación son parte de la oligarquía. Los hechos son totalmente diferentes.
P. ¿No teme que la política de bloqueos lleve a tal ingobernabilidad que los militares decidan salir a la calle?
R. Yo creo que Mesa está preparando varias cosas. Una es la mano dura contra los movimientos sociales. Otra es un Estado de sitio y quién sabe si un autogolpe. A veces se han dado golpes de Estado para descabezar a los movimientos sociales. Si pasa algo con sus dirigentes va a ser responsabilidad de Carlos Mesa. Hay gente pagada que ha llevado pancartas que decían "al paredón Evo Morales". Estamos con el mismo pensamiento de hace 400 años sobre la extinción de los indígenas.
P. ¿Su partido tiene conexiones internacionales? El MAS tiene un partido paralelo en Perú y relaciones con el movimiento bolivariano de Venezuela.
R. El MAS ha demostrado cómo construir instrumentos políticos de liberación de toda Latinoamérica. Hemos dicho que solos no vamos a poder frenar la soberbia del imperio. Es importante unir Latinoamérica respetando la particularidad de cada región. Hemos recibido muchas visitas de Perú, Colombia o Chile para compartir experiencias sobre el movimiento político de liberación. No importa el nombre de los movimientos, sino su objetivo de lucha antiimperialista.
P. ¿Este movimiento político que se está generando tiene como columna vertebral de financiación el cultivo de la coca?
R. El MAS no es un movimiento exclusivamente cocalero, sino que también forman parte de él las clases medias campesina y empresarial. Del cultivo de la coca viven 80.000 familias nada más y Bolivia tiene nueve millones de habitantes. El MAS fue la primera fuerza política en 2004 y eso no es gracias a 80.000 o 90.000 familias que viven del cultivo de la coca. Jamás la coca financió al MAS. No necesitamos plata para la campaña porque hemos puesto en una balanza el poder de la conciencia y el poder de la prebenda y gana el poder de la conciencia. El mejor capital del MAS es la honestidad y la valentía frente al imperio.
P. Usted acusa al presidente Mesa de estar al servicio de Estados Unidos, ¿y no puede parecer que usted sigue las instrucciones del presidente venezolano, Hugo Chávez?
R. Respeto a Chávez, a Lula y a mi amigo Fidel. Respeto sus recomendaciones pero jamás sus instrucciones. El Gobierno boliviano sí que recibe instrucciones de Estados Unidos para eliminar a Evo Morales y a la oposición. ¿En qué nos parecemos a Chávez? A Chávez le defiende su pueblo. Cuando los líderes defienden a sus pueblos, entonces los pueblos defienden a sus líderes. Ocurre lo mismo con Cuba. Volviendo a Chávez, ¿cuántos intentos de asesinato ha soportado? Conozco algunos de paramilitares colombianos que han intentado acabar con Chávez. Tenemos similitudes, pero no aceptamos instrucciones.
P. ¿Tiene futuro el acuerdo social sin la firma del MAS?
R. ¿Qué acuerdo social? Eso no es un acuerdo social, sino un pacto entre el Legislativo y el Ejecutivo para llevar adelante un proyecto económico. Ese acuerdo no sirve para nada sino para consolidar el poder de la oligarquía.
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