El hombre que siembra el terror en Chechenia
El prorruso Kadírov, que dirige un ejército privado, juró vengar la muerte de su padre
"Es un imbécil". "Tiene un gran talento natural". Éstas eran las opiniones que merecía Ramzán Kadírov a miembros de la actual élite política de Chechenia en charlas informales de café durante un seminario organizado en septiembre en Grozni, la capital de la república, por el comisario de Derechos Humanos del Consejo de Europa. Pese a sus discrepancias, los interlocutores coincidían en un punto, a saber, que sería bueno para el viceprimer ministro, que tiene ahora 28 años y educación secundaria, "abandonar Chechenia por un tiempo y proseguir sus estudios en una universidad de prestigio".
En abril de 2004, apenas tres semanas antes de que su padre, un antiguo dignatario islámico acérrimo enemigo de wahabismo (extremismo islámico) saltara por los aires víctima de un atentado en Grozni, el joven Kadírov recibió un grupo de corresponsales en el club de boxeo de Gudermés que lleva su nombre. Allí mostró con orgullo las instalaciones exclusivamente masculinas, hizo fintas con los guantes puestos y, apretando los puños llenos de cicatrices, explicó que su trabajo consistía en "buscar bandidos" y que, para ello, coordinaba a 320 hombres, rusos y chechenos, procedentes de los distintos cuerpos de seguridad.
Los defensores de derechos humanos le atribuyen, sin embargo, el mando de varios miles de hombres a los que acusan de estar implicados en desapariciones y encarcelamientos ilegales, incluido el secuestro de siete parientes del asesinado líder checheno, Aslán Masjádov. El viceprimer ministro ha negado este extremo.
Cuando Kadírov quedó huérfano, cinco mil hombres armados salieron a la plaza en Grozni y al grito de "Alá Akbar" (Alá es grande) aprobaron un llamamiento al presidente Vladímir Putin proponiendo que Ramzán sustituyera a su padre y que fueran suprimidos los impedimentos legales para ello, es decir, la norma que exige una edad mínima de 30 años para competir por la presidencia chechena. La petición fue secundada por las autoridades promoscovitas locales y Ramzán se declaró dispuesto a liderar la república, "si el pueblo lo pide". Kadírov viajó a Moscú y en el Kremlin consiguieron quitarle la idea de la cabeza. Después, algunos han tenido la impresión de que Putin ejerce cierta tutela paternal con el impulsivo checheno, al que ha recibido, visitado y acompañado en el dolor por la muerte de su padre. Además, el presidente le ha distinguido con la condecoración de héroe de Rusia. La relación entre el Kremlin y Kadírov es delicada, porque éste, según relatan los defensores de derechos humanos, actúa por su cuenta, relevando a funcionarios nombrados por el presidente checheno, Alú Aljánov (un antiguo policía), y lo que es peor, imponiendo la ley del terror. Presionada para que investigara la desaparición de los parientes de Masjádov, la Fiscalía de Rusia hizo un gesto simbólico y, según contó Aljánov, "solicitó permiso" al joven para registrar su domicilio familiar en el pueblo de Tsentorói.
De momento, es poco probable que Moscú quiera ir más allá, porque Kadírov y sus hombres, a fin de cuentas, sacan las castañas del fuego a las tropas federales rusas "persiguiendo bandidos", aunque esta cooperación resulte gravosa para la sufrida población de Chechenia y cree complicaciones con las repúblicas vecinas.
Kadírov considera que Masjádov y Basáyev son responsables de la muerte de su padre y juró matarlos. "No son personas. Hay que enterrarlos a tres metros de profundidad", declaró recientemente. Es más, asegura estar dispuesto a mantener conversaciones con determinadas personas, pero "jamás en la vida" con Basáyev ni Masjádov. "Le doy la palabra de que mataré a Basáyev. Es mi enemigo y tengo que vengarme", aseguró. En el caso de que este guerrillero radical corra la suerte de Masjádov, Ramzán ha anunciado que expondrá su cadáver en el centro de Grozni "para que lo vea todo el mundo".
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