El PSC apoya a Maragall, pero Montilla admite errores en el inicio de la crisis
Rajoy respalda la moción de censura de Piqué y reclama la dimisión del presidente catalán
El líder de los socialistas catalanes y presidente de la Generalitat, Pasqual Maragall, recibió ayer el apoyo del consejo nacional de su partido, el PSC, ante el doble envite de CiU y PP, que le han denunciado ante los tribunales por una supuesta calumnia sobre cobro de comisiones en la etapa de Jordi Pujol y pretenden que el Parlamento catalán le censure. El primer secretario del PSC, José Montilla, denunció el "lamentable espectáculo político y mediático" organizado por la derecha, pero admitió: "Quizá nosotros hemos podido ayudar al inicio de esta polémica". Montilla atribuyó el recurso de CiU a los tribunales a los "problemas de liderazgo" de Artur Mas, y auguró que la "zaplanización" del PP catalán le llevará a la "irrelevancia".
Maragall afirmó ante los dirigentes socialistas que la derecha catalana y la española quieren acabar con "la normalidad de un Gobierno catalanista y de izquierdas" en Cataluña, por la parte de CiU, y persigue poner en dificultades al Ejecutivo socialista en España, por parte del PP. La novedad frente a otras situaciones del pasado consiste, dijo, "en que ahora la izquierda está en condiciones de seguir gobernando en Cataluña y en España".
Después de asegurar ante el máximo órgano del PSC que el compromiso por el cambio "no se tambaleará" por la "ofensiva en toda regla" lanzada por las derechas, Maragall asistió a la conmemoración del 40 aniversario de la fundación de Comisiones Obreras, que se celebraba en la sede catalana del sindicato. Allí precisó lo que había dicho poco antes sobre las situaciones del pasado. "Cuando gobernaban las izquierdas en España, la derecha montó una guerra civil", dijo, "y ahora cuando gobiernan las izquierdas en Cataluña, ponen querellas y mociones de censura. Algo hemos avanzado".
Maragall atribuye la ofensiva de CiU a la "necesidad compulsiva de revancha por lo que considera una usurpación del orden natural de Cataluña". En el caso del PP, en cambio, lo que cuenta es a su juicio "la oportunidad de erosionar al presidente Zapatero, devolver la pelota del Prestige con el Carmel".
El promotor de la moción de censura, Josep Piqué, negó que el PP persiga en esta ocasión el mismo objetivo que CiU. "Nosotros estamos en el ámbito de la política y CiU está en el de la judicialización de la política", dijo. El dirigente catalán recibió también el apoyo del presidente del PP, Mariano Rajoy. En un discurso con motivo del Día Internacional de la Mujer, Rajoy afirmó en Madrid que Maragall "debe dimitir" si no puede demostrar su afirmación sobre el cobro del 3% de comisiones por el anterior Gobierno catalán.
Pese a que la presentación de una querella contra el presidente de la Generalitat ha sido criticada por todos los demás partidos, el ex titular del cargo, Jordi Pujol, máximo líder de CiU, la defendió. "Quiero dejar bien claro que yo personalmente comparto todas las decisiones que se han tomado estos días", dijo tras considerar que la querella "no es nada bueno".
Pujol hablaba ante sus seguidores en la primera jornada de la Escuela de Invierno de Convergència Democràtica (CDC), su partido. Allí arremetió contra el Gobierno de la izquierda, del que dijo que constituye "una exhibición de frivolidad, irresponsabilidad e incompetencia". A Maragall le acusó de haber creado en 14 meses de presidencia "una situación muy angustiosa" en Cataluña, que afecta a su imagen externa y su cohesión. Y, ahora, de haber creado "un clima irrespirable" en el que es imposible que Gobierno y oposición trabajen juntos para elaborar la reforma del Estatuto de Autonomía. Pujol se mofó de la "vía catalana" alardeada por Maragall en comparación con el plan Ibarretxe. "Los vascos se están hartando de reír y nosotros no podemos ni sentarnos a una mesa de boda", dijo.
De esta situación, el líder de Esquerra Republicana (ERC), Josep Lluís Carod, dijo que constituye un episodio más de "la guerra destructiva e inútil" entre CiU y PSC. "No es tanto una guerra entre Gobierno y oposición", afirmó, "sino de los dos partidos que representan la Cataluña del pasado, que ahora resucitan sus viejos fantasmas".
Carod se desmarcó de Maragall calificando "unilateral" la insinuación del presidente sobre el 3%, porque la pronunció sin haberla planteado a su Gobierno. "Hace un año también yo fui acusado de un hecho unilateral, por no haberlo consultado", recordó refiriéndose a la entrevista con ETA que le costó la dimisión.
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