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Reportaje:NOALEJO | LOS EFECTOS DEL TEMPORAL

"Una nevada así no se recuerda desde los años setenta"

Ginés Donaire

Jueves 3 de marzo. La nieve ha dado una pequeña tregua a los 2.500 vecinos de Noalejo, un pueblo encaramado a unos 1.100 metros de altitud en la comarca jiennense de Sierra Mágina, junto al puerto del Carretero, el mismo que se ha convertido durante buena parte de la última semana en una pesadilla para todos los viajeros que circulaban por la autovía A-44 que comunica Jaén con Granada. Asunción Rayo, de 70 años, sale a comprar a la tienda de ultramarinos después de cinco días sin poder hacerlo por la intensa nevada que ha convertido en intransitables todas las calles del municipio. "Una nevada de esta magnitud no se recuerda desde los años setenta, aunque entonces no estuvo tantos días nevando como ahora", asegura Juan Martínez Zafra, que comparte tertulia con un grupo de jubilados en la plaza del Ayuntamiento.

"En tres años no se recuperarán los olivos. Hay que declarar zona catastrófica"

Y es que en Noalejo nadie recuerda un temporal de esta dimensión. Empezó a nevar el sábado 26 de febrero, paró cuatro días después y, tras darse un respiro el jueves, el viernes volvió a cubrir de blanco las pocas calles que se habían limpiado. Los escolares sólo han tenido clase dos días esta semana, los médicos no han acudido al consultorio, las tiendas no han podido reponer los comestibles y la actividad laboral se ha paralizado por completo como es fácil comprobar al contemplar los inmensos campos de olivares cubiertos de nieve. Una estampa tan bella como dramática para los agricultores, que coinciden en apuntar que la nevada de la última semana ha sido "la puntilla" para un olivar que ya estaba muy tocado por culpa de las heladas. "En tres años no se recuperarán los árboles, es necesario que declaren el municipio zona catastrófica", exclama Juan Valverde, un olivarero que ha contribuido a que esta última campaña se hayan recogido en el pueblo 12 millones de kilos de aceituna.

Los vecinos de Noalejo se toman con filosofía los efectos del temporal. Son gente acostumbrada a convivir con temperaturas como los 15 grados bajo cero que han alcanzado esta semana. Un frío del que han sabido sacar provecho al tener una de las más dinámicas industrias de embutidos de la provincia. Son media docena de fábricas que han hecho frente al monocultivo del olivar y que han elevado considerablemente la renta de este pueblo.

Las únicas incidencias serias ha sido el hundimiento de tres naves dedicadas al engorde de pollos y aunque afortudamente estaban vacías, el susto fue grande, en especial para José Antonio Martínez y sus hijos, que las estaban limpiando horas antes de que se derrumbara. "Menos mal que los 9.000 pollos que me traían de Puente Genil no habían llegado", decía.

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