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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Impactos económicos del 'tabacazo'

Leo algunas reflexiones en su editorial Guerra al tabaco del viernes 4 de marzo que quisiera completar con mi punto de vista de lector. Creo sinceramente que el único matiz crítico que plantea EL PAÍS editorialmente al sentido y letra de la ley (que debe incluir financiación de los caros tratamientos de deshabituación) es obvio. Y también que en su favorable alegato se deja hasta cinco planteamientos en el tintero.

A saber: la nueva ley anti-fumador, que no anti-tabaco, está planteada en términos restrictivos y punitivos, algo nada saludable en el pasado (¿recuerdan la "ley seca"? ¿la pena de muerte? ¿la ley de "pureza de sangre"?), y menos cuando afecta a las costumbres y a la salud de una parte importante de la población española. Es profundamente asimétrica, planteando obligaciones, respetos y deberes en un mismo sentido y fomentando el uso socialmente indiscriminado del "chivatazo", lo que asimismo trae malos recuerdos (¿recuerdan las acusaciones de comunista y guardia de asalto que volaron en los 40 entre rivales de lindes y de bancales?) Y finalmente, y sobre todo, afecta a un principio global económico, a un empeño económico de ahora mismo y a un ataque a la economía de base.

Afecta al principio de la libertad de empresa, ya que impide, por ejemplo, que siendo legal la compra y consumo de tabaco, puedan plantearse en bares, o incluso empresas, de una determinadas características. Afecta al empeño de mejorar la productividad: no hace falta hacer cuentas para multiplicar las pérdidas de tiempo comparadas entre ir a una pequeña sala de fumadores o salir a la calle en horario laboral. Precisamente lo que menos necesita la economía española, un golpe a su maltrecha productividad. Y afecta, y en eso es másderechista aún, a los diferentes establecimientos hosteleros en función de su tamaño, es decir, de su inversión: los fumadores iremos pues sólo a establecimientos de gran consumo y los pequeños comercios y bares, con una caída de cuota de entre el 30 y el 55%, habrán de reconocer que ha llegado la hora del cierre.

Una ley, en fin, que espero no provoque que en las próximas elecciones los fumadores, los establecimientos desahuciados y los nuevos parados que genere la ley consideren y recompensen debidamente.

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