Francia votará el 29 de mayo sobre la Constitución europea
Chirac convoca el referéndum con las encuestas a favor
Los franceses han sido llamados a pronunciarse sobre el Tratado constitucional europeo el 29 de mayo. La consulta es vinculante. El presidente Jacques Chirac anunció ayer la fecha del referéndum optando así por una campaña larga de casi tres meses, aunque no tanto como deseaban los partidarios del no. Teóricamente, todo el arco parlamentario, a excepción del pequeño grupo comunista-republicano, es favorable al proyecto de Constitución, aunque tanto en la derecha como en el Partido Socialista y los Verdes hay amplios sectores que lo rechazan.
Los diputados y senadores reunidos el lunes en el Congreso, en Versalles, aprobaron la reforma constitucional que abría la puerta a la consulta. Estos últimos días Chirac recibió a los líderes de los partidos políticos. El Elíseo se limitó ayer a hacer público un breve comunicado señalando la fecha. Después de España, Francia será el segundo país que someta a referéndum la Carta Magna. Tres días más tarde serán los holandeses quienes lo hagan.
La última encuesta de TNS-Sofres indicaba el jueves que dos de cada tres franceses dispuestos a votar lo harían a favor del Tratado constitucional. Más de un tercio, sin embargo, no han decidido lo que harán. En los últimos meses se ha insistido mucho en que los sondeos muestran que el no aumenta de forma sostenida, aunque el sí siga siendo mayoritario. Pero éste no es el caso. Desde el verano, el rechazo al texto constitucional ha tenido subidas y bajadas de hasta nueve puntos, mayor cuando la consulta ha coincidido con periodos de tensiones sociales, pero que remite cuando pasa la tormenta. En octubre, el apoyo a la Constitución llegó al 69%. Este último sondeo coincide con la sonada dimisión del ministro de Finanzas, Hervé Gaymard, por el escándalo del apartamento de 15.000 euros mensuales, y curiosamente ha mostrado una recuperación del sí.
Los dos partidos que forman la mayoría gubernamental, la gaullista Unión por un Movimiento Popular (UMP) y la liberal-centrista Unión por la Democracia Francesa (UDF), así como el opositor Partido Socialista (PS) y los Verdes son favorables. En el otro lado, aparentemente, sólo está el Partido Comunista (PCF) y los pequeños partidos situados a su izquierda que consideran que el Tratado consagrará una Europa "ultraliberal", acabará con el modelo social francés y desmantelará los servicios públicos. Pero en realidad, a ambos lados del espectro político hay sectores importantes que, por razones muy diversas, llevan ya tiempo haciendo campaña por el no y esto es lo que ha acabado poniendo nervioso al Gobierno.
Consulta interna socialista
Los socialistas quisieron curarse en salud y organizaron una consulta interna en diciembre en la que los partidarios del sí derrotaron holgadamente a quienes, liderados por el antiguo primer ministro Laurent Fabius, rechazaban el proyecto. Esta victoria del secretario general François Hollande no parece haber sido bien digerida por algunos sectores del partido que ahora anuncian que harán campaña por el no, despreciando la opinión mayoritaria de la militancia. Hollande saludó ayer la decisión de Chirac porque supone "la certeza de una verdadera campaña, de información, de argumentación y de convicción".
No es el caso de Fabius, que ha mantenido un clamoroso silencio, evidenciado en su desganada actitud, el pasado martes, en la Asamblea francesa durante el europeísta discurso del presidente del Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero. Es el caso del que fuera secretario general del PS, Henri Emmanuelli, que anunció el miércoles que hará campaña por el no. "Votar no no es votar contra Europa", explicó. "Es la posibilidad que no volverá a presentarse próximamente de parar la desviación liberal que divide a la izquierda". Emmanuelli se une así al senador Jean-Luc Mélenchon y a otras personalidades menores del partido, a quienes los comunistas han ofrecido un lugar en sus mítines.
El caso del sindicato mayoritario Confederación General del Trabajo (CGT) es el contrario. Su liderazgo quería mantenerse al margen de la consulta, pero la asamblea decidió hacer campaña por el no. En la derecha no hay sorpresas. El ultraderechista Frente Nacional (FN) de Jean Marie Le Pen es fiel a su antieuropeísmo. También el Movimiento por Francia de Philippe de Villiers es contrario al Tratado.
En la UMP las cosas son más complicadas. Su secretario general, Nicolas Sarkozy, ha sido uno de los políticos que más y mejor ha agitado como una grave amenaza la posible entrada de Turquía en la UE, en contra de la opinión de Chirac. Esto parece haberse salvado con la cláusula constitucional que somete a consulta la entrada de nuevos países. Pero, sin duda, la postura de Sarkozy ha dejado huella. El líder de la UMP se apresuró ayer a declarar que la fecha escogida por Chirac es una "buena decisión". Mañana, el Consejo Nacional de la UMP adoptará una moción, presentada por Sarkozy, en favor de un sí "franco y masivo" pero también abogará por "una asociación privilegiada" de Turquía con la UE en lugar de su ingreso.
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