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Entrevista:ELVIRA LINDO | Escritora y periodista

"Las personas demasiado críticas suelen ser muy crueles con los demás"

Amelia Castilla

Elvira Lindo (Cádiz, 1962) se mueve con soltura en todos los registros. Creadora de Manolito Gafotas (premio Nacional de Literatura Infantil y Juvenil 1998), ha salido airosa como guionista de cine y sus artículos periodísticos, críticos, irónicos y divertidos con la sociedad actual, no dejan indiferente a nadie. Inquieta por naturaleza, la escritora ha dado un nuevo salto en su carrera con Una palabra tuya (Seix Barral), su tercera novela "seria", con la que ha ganado el Premio Biblioteca Breve, una historia donde explora de cerca las contradicciones humanas.

Pregunta. No es frecuente que los escritores partan de un guión cinematográfico, aunque sea propio, para desarrollar una novela. ¿Por qué decidió rescatar a las dos barrenderas de Ataque verbal, el filme que rodó Miguel Albaladejo y en el que usted misma interpretaba a uno de los personajes, para darles vida literaria?

"Me presenté al Premio Biblioteca Breve porque tiene un acento marcadamente literario"
"Me encantan esas situaciones delirantes que están a medio camino entre la locura y la cordura"

Respuesta. Nada más acabar los 10 folios del guión supe que iba a continuar con Milagros y Rosario. De hecho, en los créditos de la película figuraba como basado en un libro mío. Me gustaban hasta los nombres, pero buscaba un tono menos cómico que el del cine. Contaba con la nocturnidad en la que se movían, la soledad en la que trabajaban y en la que vivían. Me servía hasta el oficio que tenían.

P.Una palabra tuya gira alrededor de dos amigas, dos vidas corrientes y dos formas opuestas de encarar las dificultades de la existencia: resignarse a la infelicidad o buscar la redención a través de los afectos ¿Qué buscaba en esos arquetipos?

R. Rosario, la persona que cuenta la historia, tiene una manera de mirar la vida demasiado violenta. Mira sin poder evitar el juicio sobre los demás; es tan egocéntrica que se cree capaz de ver todo lo que se mueve a su alrededor. Sin embargo, la otra, la que parece tan infantil y tan inocente, es la que realmente tiene una historia detrás. Me fascinan esos personajes de naturaleza trágica.

P. Para lograr la empatía con ellas, recorrió las calles de Madrid con las mujeres de la limpieza. ¿Se cruzaron en su camino personajes o situaciones como las que desarrolla en la novela?

R. Eso fue hace año y medio. Salí varias noches con ellas porque necesitaba conocer detalles de orden práctico para ver cómo desarrollan su trabajo. Quería verlas en su entorno para que no me resultasen extrañas. Pero no encontré tipos tan secos y tan duros. Al contrario, recuerdo a una chica ecuatoriana encantadora, que había sublimado su trabajo y que prefería limpiar la mierda, así, en abstracto, en vez de trabajar en una casa sobre una suciedad más personalizada.

P.]]> Una palabra tuya podría resultar muy dura si no fuera por su capacidad para mezclar la amargura con las situaciones jocosas. ¿Le resulta fácil sobreponerse al pudor y mostrarse frívola?

R. No es fácil, pero sí muy satisfactorio. Necesitaba respirar y darle un giro cómico a la historia. Me encantan esas situaciones delirantes que se encuentran a medio camino entre la locura y la cordura. Yo misma a nada que me pase podría hacer cosas raras.

P. La novela está escrita con rabia, esa rabia del que repasa su vida con la amargura de intuir que su destino estaba trazado de antemano.

R. No ha sido complicado convertirme en esa voz tan furiosa; las personas tan críticas suelen ser demasiado crueles con los demás. En su caso, además, es uno de esos ejemplos en los que tus propios padres te convierten en un estereotipo y no te dejan cambiar.

P. Su nombre sonó como ganadora del Planeta, y seguro que le sobran editores para sus manuscritos. ¿Qué le impulsó a presentar su novela a un concurso?

R. Mi nombre sonó sin que me hubiera presentado; tengo un personaje que cuenta su vida los domingos en EL PAÍS y mucha gente se cree a pies juntillas que ésa es mi vida; otros creen que soy una persona muy preocupada por el dinero... Hay mucha gente que parece saber muchas cosas sobre mí. Lo cierto es que me presenté al Premio Biblioteca Breve porque tiene un acento marcadamente literario y porque está más cerca de lo que yo deseaba. Quería que me leyeran de una forma virgen y, sobre todo, quería mantener cierto anonimato. No quiero cambiar mi vida ni por un premio ni por un libro, y en ese sentido el Planeta está muy bien dotado económicamente pero también te exige mucha promoción. Personalmente, deseaba que ganara el libro por delante de mi nombre.

P. Si esta novela -la tercera de adultos que escribe- consigue el éxito de público y de crítica, ¿dejará de lado el humor que ha caracterizado hasta ahora parte de su obra?

R. Me resultaría demasiado complicado cambiar a estas alturas. Soy impaciente por naturaleza y no he puesto el punto final a una historia cuando ya estoy pensando en la siguiente. Creo que ésa es una de las razones por las que suelo tropezar tanto, y no hablo en sentido literario.

P. Tras obtener el premio aseguró que puede escribir en muchos registros: "Lo cómico es un pecado menor". ¿Por qué esa necesidad de justificarse? ¿Acaso es fácil escribir para niños?

R. Tengo tendencia a pedir perdón por lo que hago y eso que nadie me ha regalado nada. Un amigo americano, que es agente literario, me dice que ése es un fenómeno muy español, pero lo cierto es que las personas de mi entorno saben que tengo esas contradicciones. Yo no critico a las personas que hacen siempre lo mismo, pero a mí: que si estoy casada con un académico, que si la literatura infantil, que los artículos, que si soy una persona mediática..., todavía ayer me preguntó un periodista si mi marido me había ayudado a escribir la novela

P. Y a él nunca le preguntan si usted corrige sus novelas.

R. No, no, ni se les ocurre, aunque seguro que a Antonio (Muñoz Molina) eso hasta le divierte. No, en serio, lo que me preocupa es la envidia, es un sentimiento que me inquieta. No suelo estar pendiente de lo que consiguen los demás.

P. El costumbrismo y la levedad que suele utilizar en sus artículos periodísticos contrastan con los personajes que muestra en Una palabra tuya.¿Se reconoce deudora de algún autor?

R. Con la literatura me pasa como con la música o con la ropa. Soy una persona ecléctica y de gustos variados. Ahora que vivo en Nueva York empiezo a darme cuenta de la libertad con que se mueven allí los escritores. Aquí la pose es más importante que lo que publicas.

P. Y a usted que tanto le gustan las ciudades, ¿no piensa en escribir ningún cuento dedicado a Nueva York?

R. Mi alma ya se ha asentado allí. Seguro que hago algo que tenga que ver con Nueva York.

La escritora Elvira Lindo, ayer en Madrid.
La escritora Elvira Lindo, ayer en Madrid.BERNARDO PÉREZ
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