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Berlusconi se enfrenta al presidente de Italia por una ley que resuelve los problemas judiciales de su abogado

Enric González

La alta tensión entre el presidente de la República Italiana, Carlo Azeglio Ciampi, y el presidente del Gobierno, Silvio Berlusconi, provocó el domingo un nuevo enfrentamiento cargado de electricidad. El sábado, Berlusconi dijo en un acto público que Ciampi debía promulgar las leyes aprobadas por el Parlamento, refiriéndose a la llamada ley salva-Previti, en trámite y pensada para resolver los problemas judiciales de Cesare Previti, abogado de Il Cavaliere y uno de los más directos colaboradores.

Ciampi emitió al día siguiente una nota muy seca en la que afirmaba que el presidente no aceptaba sugerencias ni presiones. Horas después, Berlusconi dio marcha atrás y señaló, con otra nota, que quien presionaba a la presidencia era la izquierda, no él.

Fue un nuevo roce en una relación institucional tensa, por razones políticas y por antipatía personal. Ciampi devolvió al Parlamento, por inconstitucionalidad manifiesta, dos leyes muy queridas por Berlusconi, la que reordenaba el sistema televisivo (a favor de Mediaset) y la que reformaba el sistema judicial (a favor del Gobierno). En el primer caso, el texto fue modificado y promulgado. En el segundo, aún no han sido efectuadas las rectificaciones. Berlusconi se lo tomó como una afrenta.

La llamada ley salva-Previti (por el abogado de Berlusconi, condenado en Palermo por asociación mafiosa) es un proyecto, aún en trámite parlamentario, que acorta sustancialmente los plazos de prescripción de numerosos delitos, entre ellos los que afectan a Previti. Si entrara en vigor, Previti debería quedar libre en segunda instancia porque sus delitos habrían prescrito. Desde que se conoció el proyecto la oposición lo definió como "inconstitucional" e "inmoral". El sábado, Berlusconi quiso curarse en salud: "Para entrar en vigor, es necesario que las leyes sean firmadas por el jefe del Estado".

El jefe del Estado esperó 24 horas a soltar el bufido. "No es costumbre del presidente de la República escuchar sugestiones, sugerencias ni críticas, vengan de donde vengan", afirmó, para declarar que todas sus negativas a firmar leyes aprobadas por el Parlamento habían sido acompañadas de mensajes "motivados" sobre sus problemas de inconstitucionalidad.

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