Milovanoff narra con humor y melancolía una saga francesa
"Lo más importante es siempre el relato, contar algo", afirma el escritor Jean-Pierre Milovanoff (Nîmes, 1940), que acaba de publicar La melancolía de los inocentes (Alianza), la primera novela de este autor traducida al castellano. Victorin Jouve, el protagonista del libro, comparte la avidez fabuladora de su creador. Postrado en una silla de ruedas, explica a un periodista su historia familiar. Ambos coinciden en un hospital y la aparente convalecencia será la espuela perfecta para que Jouve ensarte su aluvión de narraciones, entre reales y legendarias, ambientadas la mayoría en un caserón del sur de Francia. Sin descendencia, el melancólico parlanchín teme que su legado sentimental muera con él. De ahí la necesidad de comunicárselo a alguien.
"Es una crónica familiar novelada. Todos los personajes son ficticios, aunque la mayoría de emociones y sentimientos descritos los he experimentado", dice el novelista, habitual en las ternas del prestigioso Premio Goncourt. "El narrador elige las escenas que cuenta, todas de gran intensidad. Habla de amor, de reencuentros y de lutos. No es una crónica neutra. Antes de morir, siente necesidad de detallar su historia para dar sentido a su propia vida. A lo mejor se la ha inventado en parte, pero necesita transmitir a alguien lo que guarda en la memoria", añade.
El relato comprende más de un siglo de peripecias y se inicia con las aventuras decimonónicas del tatarabuelo de Jouve, Saturnin, perseguido por cuatrero. Con él se inicia una variopinta galería de personajes que se encaran con la vida sin gestos heroicos. "Escribo sobre personas que no han dejado huella en los archivos, ni aparecen en los periódicos. Napoleón no me interesa, aunque sí sus soldados. Dejaron Francia para morir en otros países y, sin embargo, no sabemos nada de ellos", apunta Milovanoff. Como remate, la incertidumbre: "Me gustan los personajes que no saben qué hacer con su vida, lo que demuestra que están vivos. Por momentos, todos somos así. Siempre asocio memoria e imaginación. Me interesa del pasado lo que se ha perdido, lo que no ha dejado huella".
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