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Crítica:ESTRENOS | 'Sueño de una noche de invierno'
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Amnesia y desesperanza

Animador, en su juventud, de uno de los grandes movimientos de renovación del cine europeo de los sesenta, la nueva ola checa, el yugoslavo Goran Paskaljevic lleva una vida haciendo cine, aunque sólo ahora, después de un largo exilio y de graves acusaciones ultranacionalistas sobre su no adhesión a la causa serbia en la guerra de los Balcanes, decida hablar por fin del conflicto, aunque no haciendo historia, sino mostrando sus desgarradoras heridas hoy mismo. Y el resultado es un filme tan desesperanzado como brutal, tan conmovedor como apasionante.

Centrado en la rara relación que establecen una madre, su hija apenas adolescente y autista, y un hombre que regresa a su casa tras 10 años de ausencia, Sueño... no es más que una explícita metáfora para hablar no de esos tres personajes (que también), sino de un país y de un tiempo histórico, éste de hoy, en el que, para seguir viviendo, sus habitantes parecen, como la Jovana autista, haber perdido por completo su memoria; y con ella, sus deudas, sus obligaciones, su ética.

SUEÑO DE UNA NOCHE DE INVIERNO

Dirección: Goran Paskaljevic. Intérpretes: Lazar Ristovski, Jasna Zalica, Jovana Mitkic. Género: drama, Serbia-España, 2004. Duración: 95 minutos.

Más información
Goran Paskaljevic ve en una niña autista una metáfora de Serbia

Tiene el filme, íntegramente rodado en un invierno entre evocador y siniestro, las hechuras de un contundente discurso moral y la capacidad para conmover, para hacer reflexionar sobre la esquiva suerte de los pueblos balcánicos que su autor sin duda perseguía a priori. No es un filme sobre la última guerra de los noventa, ese filón que ya comienza a estar bastante explotado por el cine de hoy (aunque tal vez sea necesario seguir hablando de ella), sino sobre unas consecuencias que, en el fondo, pueden ser las de cualquier conflicto, y de ahí su complejidad, su grandeza.

No es un filme fácil de ver (¿acaso lo es cualquiera que afronte el dolor sin afeites ni tapujos?), pero sí un discurso civilmente necesario, duro, desesperado, inclemente; pero también, y a pesar de todo, cargado de humanidad, de comprensión, de compromiso.

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