Goran Paskaljevic ve en una niña autista una metáfora de Serbia

En Sueño de una noche de invierno, Goran Paskaljevic (Belgrado, 1947) cuenta la historia de un hombre que intenta redimirse del horror a través de una niña autista. Con la guerra de los Balcanes como insoportable ruido de fondo, la película logró el premio especial del jurado del pasado Festival de San Sebastián. "No creo que esta película sea cine político aunque creo que todas las verdaderas películas son políticas", asegura el director, que estuvo exiliado tras las críticas al régimen de Milosevic en su película El polvorín (1998). "Ésta es una película serbia que reconoce los crímenes de la guerra. Para mí es importante confrontar la maldad dentro de mi propio pueblo, aunque no es fácil, los alemanes necesitaron más de 20 años para aceptar lo que ocurrió en los campos de exterminio. En Belgrado la película ha provocado una reacción muy fuerte de los nacionalistas, yo también me considero nacionalista, pero un nacionalista, eso sí, que huye de esa ceguera que lamentablemente no es exclusiva de mi pueblo". Paskaljevic expresa un temor: "La gente de Milosevic, que se enriqueció durante el régimen, se había mantenido hasta ahora en segunda fila, pero están volviendo a un primer plano, están regresando a la escena política y es gravísimo".

Paskaljevic conoció a la niña protagonista en una escuela de autistas. "Siempre me han inspirado mucha curiosidad los autistas. Conocí a Jovana y me fascinó. Me puse en contacto con su familia y nos hicimos amigos. De esa amistad nació el germen de la película". "En un principio, la idea surgió de la metáfora de hablar del estado de autismo en el que se encuentra la sociedad serbia, pero lo que finalmente tuvo más peso fue el encuentro entre un soldado desertor que ha pasado diez años en la cárcel por un asesinato y una niña autista. Son dos seres excluidos de la sociedad. El autismo es una forma de cerrar los ojos a la vida, de no querer ver la realidad. Los autistas no despiertan nunca".

"El autismo tiene diferentes fases. Jovana logra comunicarse, pero nunca saldrá de su aislamiento.El problema de que lo interpretara una niña autista para mí era de orden moral, ya que actuar podría suponer para ella una forma de agresión. Me pareció que, sin embargo, dejar que la niña participara era una manera de integrarla en el mundo. Como dice el profesor Tomkiewic, la mayor violencia que uno puede ejercer sobre un niño autista es dejarle estancarse en su autismo. Los autistas provocan cierto temor en la gente, por su furia incontrolada a veces, por su misterio otras. Lo cierto que el contacto con ellos es una fuente enorme de enriquecimiento. Jovana, por ejemplo, es una niña que sólo responde ante el amor. Si le gritas, si eres agresivo, no hay respuesta. No obstante, con amor responde y deja su mundo ensimismado". Paskaljevic cree que la niña era consciente ("poco a poco") de que estaba rodando una película. "Rodábamos con vídeo y ella podía ver en un monitor lo que hacía cada día, eso la familiarizó con el trabajo. Al final, actuaba. La única escena violenta de la película la rodé una sola vez, en un solo encuadre, es muy seca, la muerte de su madre resulta rápida y absurda, como es absurda la vida que viven estos personajes. Fue una escena problemática para mí, estuve preparando a Jovana pero no fue posible. Cuando me di cuenta de que la niña pensaba que la actriz había muerto de verdad decidí no rodarla más. La escena podía hacerle mucho daño. Mis razones éticas estaban muy por encima de mis razones cinematográficas".