Los políticos convierten Davos en un escaparate de sus mensajes
Chirac, Blair y Lula centran el Foro en la lucha contra la pobreza
El Foro Económico Mundial concluyó ayer cuatro días de reuniones, conferencias y talleres de trabajo en los que tres líderes políticos -el presidente francés, Jacques Chirac; el primer ministro británico, Tony Blair, y el presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva- lograron colocar en el frontispicio del encuentro la lucha contra la pobreza, el perdón de la deuda, el combate contra el sida y la preservación del medio ambiente.
El Foro, que se ha prestado a ser caja de resonancia de esos grandes mensajes electorales, sigue siendo el punto de encuentro de los primeros espadas de la política y la economía en el mundo.
Escucharles supone introducirse en las luces y sombras de la actualidad. Uno puede hablar, sin presentaciones de terceros ni preámbulos, por ejemplo, con el presidente de Polonia Aleksander Kwasniewski, a continuación aguardar a que el ministro de Exteriores de Irán, Kamal Jarrazi, termine su coloquio y proponerle una conversación, o sentarse junto al profesor John Williamson, aquel economista que, quizá injustamente, ha pasado a la historia como mentor del llamado Consenso de Washington -las políticas macroeconómicas liberales aplicadas en los años noventa por los países emergentes- y, poco después, preguntar a Li Ruogu, subgobernador del Banco Central de China, cuál es el plan para introducir un sistema de cambio más flexible a fin de apreciar el yuan, la moneda china. Y si aún queda algo de energía se puede preguntar a Al Gore, ex vicepresidente de EE UU, si existe alguna posibilidad de que Bush modifique su rechazo a firmar el protocolo de Kyoto.
John Williamson, que ha participado en este encuentro por primera vez, lo define con una palabra: showbiz (contracción que significa el negocio del espectáculo), pero por encima del espectáculo que este año se ha visto realzado por la presencia de las actrices Sharon Stone y Angelina Jolie, Davos sigue siendo un estetoscopio que permite tomar el pulso de los que mandan.
El periodista británico Nic Gowing, de la BBC, explicó ayer durante la sesión de conclusiones que su imagen de Davos 2005 es aquella que le quedó grabada el viernes, durante el coloquio sobre la financiación de la lucha contra la pobreza. Allí se analizó la crisis por la que atraviesa el Plan de Desarrollo del Milenio, de la ONU, según el cual la extrema pobreza -la de quienes sólo ganan uno o dos dólares al día- debería ser erradicada en 2015. En medio del debate, el presidente de Tanzania, Benjamin Mkapa, señaló que no se necesitan nuevas instituciones para combatir la pobreza, y que es posible canalizar la ayuda a través de las organizaciones existentes. En ese instante, la actriz Sharon Stone, presente en la sala, se puso de pie. "Estoy emocionada por lo que ha dicho el presidente Mkapa. La gente se está muriendo en su país. Me gustaría aportar 10.000 dólares para comprar camas con protección contra la malaria que transmiten los mosquitos". Otros, atraídos por la actriz, ofrecieron más contribuciones. Se reunió un millón de dólares. Pero detrás de escenas como ésta lo que importa en Davos es otra cosa. Si eres consejero delegado de una empresa como por ejemplo Juan Villarzú, de la chilena Codelco, la empresa estatal del cobre, y estás negociando una operación con China, Davos es insustituible. Los principales dirigentes económicos chinos han estado este año presentes.
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