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Zapatero y Lagos se alían para trabajar por un mundo multilateral

El presidente invita a invertir en Chile, al final de su gira por Iberoamérica

El presidente de Chile, el socialista Ricardo Lagos, destacó ayer "las grandes coincidencias" que le unen a José Luis Rodríguez Zapatero en la visión de "un mundo que se globaliza, pero requiere soluciones multilaterales, crecimiento económico, pero también democracia", y alabó el proyecto político del presidente del Gobierno español como un ejemplo para los progresistas.

"Lo que usted ha hecho es un gran aliento para nosotros", dijo Lagos, tras resaltar las opciones de Zapatero a favor de la legalidad internacional, los valores democráticos y la política social. El presidente español afirmó que estos valores compartidos se traducen en "una agenda común", en la que destacó el empeño por "el renacimiento de la comunidad iberoamericana", en la cumbre de Salamanca, el próximo noviembre; el compromiso con la Alianza contra el Hambre, junto a Brasil y Francia, y el apoyo a la Alianza de Civilizaciones que Zapatero ha planteado en la ONU.

La última etapa de la primera gira sudamericana del jefe del Ejecutivo se desarrolló bajo este perfil fundamentalmente político, en el que Zapatero considera plenamente asociados también a los presidentes de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, Argentina, Néstor Kirchner, y al nuevo líder uruguayo, Tabaré Vázquez, con el que el presidente desayunó ayer en la residencia privada de Lagos. El hecho es una novedad, porque durante la etapa de José María Aznar éste y Lagos no podían ir mucho más allá de alabar sus respectivas políticas económicas, aunque las relaciones bilaterales también fueron buenas.

Ayer, Zapatero y Lagos coincidieron, al hablar de Irán, en que "el uso de la fuerza tiene que ser decisión de los órganos que tenemos, del Consejo de Seguridad", dijo el chileno, antes de que el español apostillara: "Espero que no haya que tener el mismo debate que tuvimos sobre Irak".

El presidente del Gobierno ensalzó también la política "ejemplar de estabilidad y rigor económico" de Lagos, que ha llevado a su país hasta el puesto 22 de la escala mundial de competitividad, con una tasa de apertura del 70%, un índice de crecimiento superior al de los otros países de la región. Ello explica que, con poco más de 15 millones de habitantes, Chile haya logrado atraer inversiones extranjeras por valor de 53.000 millones de dólares, de las que el 23% son españolas, según precisó Zapatero.

La inversión española en Chile no es conflictiva. Ello hace también que las relaciones hispano-chilenas sean menos intensas, y menos solemnes, por otra parte, que las iniciadas con el gran país de la región, que es Brasil.

Zapatero se reunió ayer con empresarios españoles en Santiago, pero no en la línea de lo que ha sido el segundo objetivo de esta gira: hablar de demandas y reclamaciones urgentes al Gobierno anfitrión, como las que el presidente hubo de abordar en Buenos Aires "con éxito extraordinario", según afirman sus colaboradores. "Los problemas de las empresas españolas en Argentina podrán ser superados razonablemente bien en los próximos meses", volvió a asegurar ayer un portavoz del Gobierno.

En un foro organizado por la Fundación Euroamérica, que presidente el ex ministro de Economía Carlos Solchaga, Zapatero animó a los empresarios españoles a participar en una "segunda oleada de inversiones", cuya promoción ha sido el tercer objetivo de su gira.

"Las empresas tienen que contribuir al desarrollo y la modernización del país", dijo también el presidente, reiterando el cuarto mensaje básico de este viaje. El ministro chileno de Economía, Jorge Rodríguez Grossa, explicó que, a pesar del crecimiento registrado, el porcentaje de pobres en Chile sigue siendo del 20%, "frente a un 40% hace 13 o 14 años".

El ex presidente del Gobierno Felipe González intervino en el foro tras Zapatero y almorzó con Lagos. González considera que el Estado no debe renunciar a funciones importantes como la ordenación del territorio. "No es que cada uno haga lo que quiera, los procesos de descentralización del poder son buenísimos, los de centrifugación del poder son peligrosísimos. Doy fe porque nos pasa", dijo en referencia a España.

Zapatero, junto a Ricardo Lagos (izquierda) y Tabaré Vázquez (centro).
Zapatero, junto a Ricardo Lagos (izquierda) y Tabaré Vázquez (centro).REUTERS

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