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Una situación sin regular

Los 22 casos de eutanasia aplicada a bebés no son los primeros que se descubren en Holanda. Aunque estas muertes son las primeras conocidas desde la entrada en vigor de la Ley de Eutanasia en 2001, en los años noventa se produjo un doble caso de esta índole en el que participaron sendos médicos que no fueron procesados.

Ambos facultativos ayudaron a morir a dos bebés nacidos con graves anormalidades que impedían su desarrollo futuro. Al hacerse público, ellos se convirtieron en el único precedente claro citado ante los tribunales.

Desde entonces ha habido otras situaciones parecidas en las que también han sido exonerados los facultativos. Pero la falta de norma legal primero, y el hecho de que la ley excluya ahora a los bebés, sigue impidiendo saber cuántas de éstas eutanasias clandestinas se efectúan.

Una investigación fechada en 2001 llegó a la conclusión de que en dos tercios de las muertes de recién nacidos había concurrido un acto médico, aunque no fuera una eutanasia.

Otros estudios calculan que la mitad de los neonatólogos del país han ayudado por lo menos una vez a morir a sus pequeños pacientes. El estudio de la Universidad de Groningen pretende abrir el debate para que estas situaciones se regulen.

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