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Barcelona convertirá en centro cultural una finca de Jujol que está en ruinas

El arquitecto modernista construyó la Torre Sansalvador en 1909

El Ayuntamiento de Barcelona tiene previsto crear un centro de interpretación sobre la obra de Josep Maria Jujol (Tarragona, 1879-Barcelona, 1949) en una finca actualmente en ruinas que fue construida por el arquitecto modernista en 1909 y que desde hace años es de propiedad municipal. De la Torre Sansalvador (paseo de la Mare de Déu del Coll, 79) sólo quedan las grutas que daban acceso a un pozo, los restos del jardín y las ruinas de la casa de los guardias de la finca, que conecta en su parte superior con la Torre Queralt, construida en 1917 por Jujol y que también es del Ayuntamiento.

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El Instituto Municipal del Paisaje Urbano tiene previsto invertir unos 840.000 euros en la rehabilitación del conjunto de la finca Sansalvador. De momento ya se ha realizado un plan director, dividido en tres fases, y se prevé que al final de esta legislatura, en 2007, esté finalizada la reforma. De momento se ha limpiado y desinfectado el solar, y en breve se iniciarán las obras de reparación estructural de los muros de la fachada principal y de los paramentos interiores de las grutas. Según indicó ayer Jordi Portabella, segundo teniente de alcalde y presidente del instituto municipal, aunque aún no está del todo definido el plan de usos del edificio, se prevé situar en él "un centro de interpretación de la obra de Jujol" que se relacionaría con otros edificios modernistas de la zona, de modo que se crearía un circuito ciudadano y turístico en la zona alta de Gràcia entre el parque Güell y el de la Creueta del Coll, cuya entrada se sitúa, precisamente, justo al lado de la Torre Sansalvador.

En 1909, cuatro años después de obtener el título de arquitecto y de entrar a trabajar como colaborador de Gaudí, Jujol recibió el encargo de su amigo Salvador Sansalvador, médico de profesión, de construir dos torres en un solar muy en pendiente situado en el barrio del Coll, en el distrito de Gràcia. La idea era construir una torre de veraneo para su amigo y otra para destinarla a alquiler. Se levantó primero la casa de los guardias, el muro perimetral de la finca y el jardín, pero las obras iban lentas, y aún se ralentizaron más cuando se encontró en el subsuelo de la finca una vena de agua que el médico quería comercializar, por lo que le pidió a Jujol que realizara una serie de galerías que facilitaran el acceso al pozo. La torre propiamente dicha no llegó a construirse -solo existen los cimientos- y la otra casa destinada a alquiler, conocida hoy como Torre Queralt, se alzó con formas sencillas en 1917 en la parte más alta del solar, lo que permite a los actuales inquilinos disfrutar de unas vistas excepcionales de la ciudad.

Pasaron los años y en algún momento de los últimos 30 años que ayer nadie podía precisar las dos casas pasaron a ser de propiedad municipal. Pero la Torre Sansalvador fue sufriendo un continuo abandono que la ha llevado a la actual ruina. Según explicaron ayer los vecinos durante la presentación del plan director de rehabilitación de la finca, al que también asistió el concejal del distrito de Gràcia, Ricard Martínez, en los últimos años la casa había sido ocupada en varias ocasiones de manera tan poco respetuosa que unos quemaron las vigas, otros vendieron los adornos de hierro forjado, finalmente se cayó el techo y, como colofón, hace tres años se derrumbó hacia la calle una parte del muro perimetral de la entrada.

"Hace 12 años que denunciamos el abandono de este edificio y es una pena que se haya esperado tanto porque gran parte de lo que había se ha perdido", indicó ayer Froilán Bellostes, de la asociación de vecinos de Coll-Vallacarca. También asistió al acto Jordi Prats, un jubilado que en su niñez había vivido en la casa ya que su abuelo estaba emparentado con las entonces propietarias de la finca. Prats recordaba cómo eran entonces la casa, las grutas -que se utilizaban para guardar los alimentos- y otra vivienda de la planta baja que ocupaba lo que se supone que habían sido las cocheras. Su testimonio, indicó Portabella, será de utilidad ya que no se conservan planos del edificio y la documentación sobre este proyecto es muy escasa.

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