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Los tres modelos europeos

En Europa hay tres modelos de protección a la dependencia. Sus diferencias básicas son la forma de financiación y el alcance de las prestaciones.

- Sistema universal. Extendido en los países nórdicos. El Estado cubre las necesidades de todas las personas de la misma forma, pero los beneficiarios del servicio lo pagan en función de su renta. El sistema se financia con impuestos estatales y territoriales. En este modelo los ayuntamientos son los responsables de la prestación del servicio. Es un modelo costoso que alcanza cerca del 3% del PIB.

- El seguro obligatorio. El segundo modelo se extiende en los países centroeuropeos. Las familias tienen mayor margen para elegir si prefieren la asistencia o la ayuda económica para organizarse por su cuenta. Este sistema se financia con las cotizaciones a la Seguridad Social de los trabajadores y, en algunos países, también con la participación de empresarios e incluso de los pensionistas. El modelo alemán, el más característico de este grupo, se basa en un seguro público y obligatorio. El tipo de cotización es del 1,7% de la base reguladora, que empresarios y trabajadores pagan a medias. Francia ha optado por financiar el subsidio con la supresión de un día festivo y con cotizaciones (20% la empresa y 80% el empleado). Una parte se nutre de impuestos. El usuario del servicio también suele pagar parte de él. Este modelo también contempla ayudas laborales y económicas para los cuidadores. El coste de este sistema es menor, alrededor del 1,5% del PIB.

- Asistencial. El tercer modelo es el asistencial, propio de los países mediterráneos. Se financia mediante impuestos pero su cobertura es limitada, sólo se atiende a aquellos que no superan cierto umbral de renta. Es el que se sigue ahora en España y que sólo cubre a las personas que no superan ciertos niveles de renta. La Seguridad Social se hace cargo de las dependencias graves, discapacidades de nacimiento o sobrevenidas. Pero el envejecimiento de la población está generando numerosos déficits. Las familias, y sobre todo las mujeres, se hacen cargo de estas tareas, lo que les ocasiona no pocas veces problemas laborales, familiares y de pareja. La incorporación de las mujeres al mercado laboral prevé que la asistencia en casa a los mayores se complique en los próximos años.

Con la reforma anunciada ahora, España optará por un modelo universal y cofinanciado entre las administraciones y los usuarios. Pero en principio no está previsto gravar a las empresas, ni subir impuestos. El futuro sistema español, como el nórdico, también prevé una gran participación de los municipios para los servicios.

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