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EL FASCINANTE VUELO DE DOS ESTRELLAS

El jefe, la madre y la abuela

Elsa Fernández-Santos

Leonardo DiCaprio llegó a Madrid con un séquito de 10 personas. Entre ellas, un guardaespaldas, varios publicistas, su madre y su abuela. De su popular novia, la modelo germano-brasileña Gisele Bündchen, ni rastro. DiCaprio (Hollywood, California, 1974) comió una ensalada "saludable", bebió refrescos light y fumó con discreción en un pasillo de su hotel.

En una suite, y durante escasos 10 minutos, 10 periodistas tienen opción a dirigir una pregunta por cabeza a la estrella. Encogido de hombros (el actor dice que tiene frío), vestido de negro y ligeramente maquillado, DiCaprio apenas levanta la mirada del suelo. Cuando lo hace, el aspecto infantil desaparece. Tiene los ojos muy claros y muy rasgados, con el mismo aire canalla que los de su madre, que ayer se paseaba sonriente por los alrededores del hotel dejándose fotografiar por las alteradas admiradoras de su hijo. La abuela, una anciana menuda al estilo Las chicas de oro, ni se inmutaba.

"Ya conocía Madrid y Barcelona, vine hace unos años", dice el actor. "Me siento afortunado por ser una figura pública y puedo llevar sin demasiados problemas la parte menos agradable de la fama. Con una gorra y gafas de sol no es tan fácil reconocerme".

"¿El nuevo Robert de Niro? No, por Dios. Bastante honor es que alguien ponga su nombre junto al mío en la misma frase. Lo que hicieron Scorsese y De Niro juntos forma parte de la historia, yo me crié viendo sus películas. Fueron una escuela para mí. Yo ya me siento bastante honrado por poder trabajar con el hombre que considero el mejor cineasta vivo".

Unos años únicos

"Desde luego, me gustaría ser el mejor actor, pero no el mejor actor del mundo sino el que yo pueda llegar a ser. Desde que tenía uso de razón quería dedicarme a esto. No tengo ningún recuerdo de mi vida en el que la idea de actuar no esté presente. Esta película habla de una etapa dorada de Hollywood, de unos años únicos. Pero yo también me siento afortunado en mi época y en mi mundo".

"¿Mi sueño? Yo no tengo nada de qué quejarme. Mi sueño era ser mi propio jefe y ya lo soy". DiCaprio cree que el "éxito" de El aviador se debe a que la película se centra en un periodo de 25 años. "La película termina antes de que Hughes entre en su decadencia final. Existe mucha documentación sobre sus años finales, sus enfermedades, sus manías, su obsesión creciente con los gérmenes y la limpieza. Su reclusión en un hotel durante años daría pie a otra película, o quizá mejor a una obra de teatro. Un hombre solo en una habitación".

DiCaprio -candidato hace más de diez años al Oscar gracias a su primera película, ¿A quién ama Gilbert Grape?, y que el próximo domingo será el rival, entre otros, de Javier Bardem, en los Globos de Oro- no reniega del que ha sido el mayor éxito de su carrera: Titanic. "Yo no buscaba ese éxito, pero ahí está, y no deja de ser halagador viajar al Amazonas y escuchar a los indios nativos gritarte Titanic, Titanic".

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Sobre la firma

Elsa Fernández-Santos
Crítica de cine en EL PAÍS y columnista en ICON y SModa. Durante 25 años fue periodista cultural, especializada en cine, en este periódico. Colaboradora del Archivo Lafuente, para el que ha comisariado exposiciones, y del programa de La2 'Historia de Nuestro Cine'. Escribió un libro-entrevista con Manolo Blahnik y el relato ilustrado ‘La bombilla’

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