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Columna
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En plan de risa

Qué risa Marialuisa. Mira uno alrededor y le entra la risa tonta. ¿Recuerdan aquel célebre cuentecillo en que un zagal gritaba que viene el lobo y todos corrían hasta que la vez que vino de verdad no se fueron, el lobo se comió todo el monario y todos se partieron de risa? Pues aquí nos entra la risa cada vez que el lobo dice que viene. Coge el lobo dice: "¡Que voy!" y es que nos desternillamos. Pongamos por caso, es un suponer, que como todos creemos el llamado plan Ibarretxe es desmantelado en el Congreso de los diputados, vamos que se le dice que no tiene curso legal y que por lo tanto no procede. ¿Estamos preparados para reaccionar si Ibarretxe pasa del Congreso y comienza a aplicar su plan de marras desde el Parlamento vasco? ¡Pues claro que lo estamos, basta con ver cómo nos reímos! No ocurrirá, repetimos y nos carcajeamos a mandíbula batiente. Quizá sea porque el chiste nos suena a repetido, ¿o no hubo un presidente del Parlamento vasco que, enredado en reglamentos y procedimientos, evitó cumplir la orden de un estamento denominado Tribunal Supremo y resulta que no desobedeció?

El reflejo nacionalista tras conocer la noticia de que la Fiscalía no iba a recurrir el archivo de la causa contra Atutxa fue reafirmarse en la independencia del Parlamento vasco respecto al español (Urkullu dixit), reflejo que tiene su corroboración en el deseo del no desobediente Atutxa de entregar personalmente el engendro de Ibarretxe a su colega del Parlamento español en una escenificación del tanto monta. Será que como todavía no han repuesto el árbol de Gernika, Atutxa ha querido evitarle a Marín el viaje hasta la Casa de Juntas para que le jurase el plan como Dios manda. Nadie pone en duda que no se vayan a tomar las medidas necesarias y suficientes para segarle a Ibarretxe el plan debajo de los pies, sólo que hay que permanecer muy vigilantes por si a Ibarretxe le da por saltarse la reconvención a la torera y avanzar unilateralmente y por la vía de los hechos hacia la independencia de Euskadi tal y como ha dejado caer con la untuosidad y el tono de catequesis que le caracteriza (quiere que suene a talante y le suena a Rasputín): "El Congreso lo que no va a hacer es tomar acuerdos sustituyendo a la sociedad vasca". ¿Acaso estas palabras no equivalen a declarar que se pasa por el forro cuanto le digan?

Hombre, tampoco parece que haya que caer en la invitación a las tortas que hizo el hiperlehendakari pero una cosa está clara, Ibarretxe va a poner a prueba todos los resortes -todos- de los que dispone el Estado de Derecho para evitar la desmembración del territorio contando precisamente con que el Gobierno no irá tan lejos como para aplicar las medidas legales que correspondan y que los expertos deberían de explicar ante la opinión pública huyendo tanto del tono alarmista como del avestrucismo. También es verdad que hay unas elecciones de por medio y que no estaría mal desalojar de Ajuria Enea a los artífices y postulantes de la secesión, pero sería engañar al personal decirle que están chupadas o que ésa es la única y mejor salida. Porque la cosa tiene su miga.

Se da la paradoja de que el PNV perdería votos si Batasuna estuviera legalizada, pero legalizar a Batasuna haría perder muchos votos propios a quien lo propusiera, todo ello sin contar con que el indebido manejo de la situación que provoque el plan también hará perder votos a quien lo posibilite, en tanto que el avance del plan del lehendakari puede provocar el desistimiento de nacionalistas moderados, sin que ello suponga que se vayan a sumar a propuestas para-nacionalistas de otra procedencia (¿no existe algo llamado abstención?). Por último, tendrá que recapacitar quien piense que su progresión va a seguir hacia arriba independientemente del sesgo del mensaje echando cuentas a partir del 14-M, porque ahí hubo mucho voto de castigo, todo eso sin contar que quienes castigaron a lo mejor no están para experimentos. Por lo demás, es para mondarse de la risa.

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