Sabor magrebí en el distrito más grande
Casi 1.300 marroquíes residen en el distrito de Fuencarral-El Pardo, cuya extensión ocupa el 40% de toda la capital
Jassmina dice que no sabe cómo alejar a sus hijos del consumismo que ha invadido a la capital en las navidades. Esta marroquí ha tenido que explicar varias veces a sus críos que ellos, musulmanes, no celebran los Reyes Magos. Aún así, los pequeños se quedan absortos viendo a los tres enviados de Oriente que la semana pasada atendían peticiones infantiles en el centro comercial La Vaguada. Jassmina vive en el barrio de Peñagrande, en el distrito de Fuencarral-El Pardo. "No hablo muy bien español porque estoy casi todo el día dentro de casa con los niños", explica esta mujer, que lleva la cabeza tapada con un pañuelo blanco. Su marido trabaja como obrero en el nuevo barrio de Las Tablas, donde está ayudando a levantar una urbanización. La única vida de Jassmina transcurre con su familia.
La hegemonía marroquí cambió en 2000: llegaron miles de ecuatorianos
En los sesenta surgió otra colonia significativa, la Ciudad de los Periodistas
Como esta pareja, 1.256 marroquíes residen en esta zona del norte de Madrid. Construcción y servicio doméstico suelen ser las ocupaciones laborales que encuentran aquí los extranjeros.
El distrito de Fuencarral-El Pardo es el más grande de la capital: ocupa el 40% de toda la ciudad, con unas 24.345 hectáreas. El 90% del suelo es verde y pertenece, entre otros, a los montes de El Pardo y del Soto de Viñuelas. Sólo el monte de El Pardo ocupa el 62,45% del distrito, con más de 15.200 hectáreas de bosque mediterráneo.
Fuencarral está dividido en ocho barrios: El Pardo, Fuentelarreina, Peñagrande, El Pilar, La Paz, Valverde, Mirasierra y El Goloso. A pesar de su enorme extensión, tan sólo el 8,7% de sus vecinos son inmigrantes. Hay barrios como El Goloso (13,9%) o El Pilar (11,3%) donde los porcentajes ya se acercan a otras zonas más populares para los extranjeros como puede serlo Cuatro Caminos.
Los primeros asentamientos urbanos tienen lugar en los años cincuenta, en lo que se llamó viviendas para obreros, en una finca propiedad de Margarita Lacoma, que constituyó el primer núcleo urbano en Peñagrande y que actualmente se conoce como Colonia Lacoma. Otra de las grandes zonas urbanas de Fuencarral-El Pardo la forma la colonia Mirasierra, urbanización privada y de carácter residencial. Ya en los años setenta surgió otra de las colonias más significativas del distrito: la Ciudad de los Periodistas.
Según un informe municipal, los factores que propiciaron en los años setenta la llegada de población extranjera a este distrito fueron la existencia de solares escasamente visibles o con dificultades de acceso que fomentaron en su época el asentamiento rápido de campamentos como Malmea (poblado de ciudadanos rumanos), Peñagrande (vecinos marroquíes) y Pitis (ciudadanos portugueses).
Además, en torno a los años setenta, había unas casas bajas en el distrito que eran alquiladas a inmigrantes magrebíes. También han existido tradicionalmente muchos inmigrantes en la Colonia Mirasierra, debido a que muchas mujeres extranjeras trabajan en el servicio doméstico en esta área residencial.
Entre la población de origen extranjero que no residía en asentamientos, el colectivo más numeroso en décadas pasadas era el magrebí, caracterizado por una edad media de 30 años, casi el mismo número de hombres y de mujeres y numerosos niños que iban a los colegios de su distrito. De aquella época aún queda gente como Omar, que ya ronda los 50 años y al que apenas le queda acento marroquí. "Ahora hay muchos más contrastes que antes en esta zona, se nota mucho la diferencia entre los barrios muy ricos y los pobres", cuenta este hombre, que ya tiene incluso nietos.
La hegemonía de la población marroquí cambió a partir del año 2000, cuando llegaron en tropel miles de ecuatorianos y colombianos. Los ecuatorianos son ahora mismo la colonia más numerosa del distrito, con 3.853 vecinos. Con los años, los latinoamericanos se han ido estabilizando en Fuencarral-El Pardo. Mientras, los marroquíes por un lado han aumentado debido a las reagrupaciones familiares. Pero, por otro, muchos vecinos procedentes de Marruecos han tenido que emigrar a otros barrios ante la escasez de la vivienda de alquiler en el distrito.
Además, el distrito es el de mayor número de población portuguesa de todo el municipio de Madrid, sobre todo por el asentamiento chabolista de Pitis.
En los nuevos barrios como Montecarmelo o Las Tablas, los inmigrantes han visto una fuente de empleo. Muchos de los obreros que están trabajando en las urbanizaciones son latinoamericanos, africanos o magrebíes. También es fácil encontrar a mujeres, sobre todo latinoamericanas, colocando carteles en las esquinas donde se ofrecen como empleadas domésticas. De estos dos nuevos barrios, Fuencarral-El Pardo también va a acoger otros desarrollos urbanísticos claves para el futuro de la capital: la Operación Chamartín y la Operación de la Ciudad Deportiva.
Hay otros que han encontrado una forma de malganarse la vida en la mendicidad. En los alrededores del hospital La Paz es frecuente ver a gorrillas, normalmente africanos o de Europa del Este, que se dedican a ayudar a los conductores que llegan a la zona a aparcar a cambio de una propina.
Todos ellos están contribuyendo a que, poco a poco, el distrito empiece a ser multicultural. Aunque no vivan muchos extranjeros en Fuencarral-El Pardo, su número se ha incrementado significativamente. Un ejemplo: entre el año 1999 y el 2002 el volumen de población de origen inmigrante se duplicó.
El terreno del tejido asociativo dirigido al inmigrante está muy poco desarrollado en este distrito tan extenso, según un informe municipal. Las que hay, fomentan actividades destinadas a la integración de la población de origen extranjero, con clases de castellano o cursos de capacitación.
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