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Kirchner critica a la prensa por reprobar su silencio tras la tragedia

"No hagamos más actitudes circenses cuando hay dramas en Argentina. Estamos cansados de la hipocresía de los que lloran hoy y ríen mañana. Nosotros vamos a estar trabajando con las familias de las víctimas durante mil días". Con el tono de indignación que le caracteriza cuando responde a opiniones o comentarios adversos de la prensa, el presidente argentino, Néstor Kirchner, aprovechó ayer un acto oficial en el salón blanco de la Casa Rosada, la sede del Gobierno, para contestar a quienes criticaron su decisión de permanecer en el sur del país, adonde había viajado antes de nochevieja, sin hacer declaraciones públicas durante cuatro días luego desde que el pasado jueves un principio de incendio en la discoteca República de Cromañon del barrio de Once de Buenos Aires causara la muerte por intoxicación y asfixia a 187 personas, la mayoría de ellos jóvenes menores de 20 años.

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"Un solo día hábil he faltado desde que empezó el año. No me fui a Punta del Este [en Uruguay, sobre la costa atlántica] y no dejé de trabajar. Yo no iba a jugar con los hermanos y hermanas que murieron masacrados en la discoteca", explicó Kirchner. Los funcionarios y militantes convocados para asistir al anuncio de un programa de urbanización de villas de emergencia y asentamientos sociales de la periferia de Buenos Aires interrumpieron el improvisado discurso del presidente con aplausos y ovaciones.

"No le tengo ningún miedo a las plumas y a los bolígrafos del periodismo amarillo de Argentina, escriban lo que quieran", advirtió el presidente. Según Kirchner, en Argentina hay "algunos periodistas muy serios y otros con la pluma amarilla llena de odio".

"No jueguen con el dolor"

El jefe del Estado pidió también a los partidos políticos "que no jueguen con el dolor de las víctimas". Él mismo, que el pasado martes por la noche, después de que su actitud fuera criticada en artículos y editoriales de la prensa argentina e internacional, recibió por fin a un grupo de familiares de las víctimas en su despacho de la Casa Rosada, se prometió "no buscar réditos con los muertos".

En un artículo de opinión titulado Cromañon: culpas, no; responsabilidades publicado ayer por el periódico Clarín, que se edita en Buenos Aires, la psicoanalista Silvia Bleichmar recogía entre otras observaciones, el reclamo social: "Hubiéramos querido ver a los dirigentes que votamos no hace tanto con la voz quebrada, abrazando a los padres de las víctimas en los entierros (...) Y si nos hubiera aliviado ver gestos de dolor de nuestros gobernantes es porque estos gestos darían cuenta de la necesaria identificación con las víctimas".

Los muertos sumaban ya 187 ayer por la tarde. Marina Silva, de 25 años, que agonizaba en una sala de cuidados intensivos, no pudo recuperarse del estado de coma. Un cabo de la policía federal, Edgardo Horacio Conte, murió también a causa de la inhalación de gases tóxicos después de ingresar varias veces a la discoteca para rescatar heridos.

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