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TRAGEDIA EN BUENOS AIRES

Argentina arranca el año de luto por la muerte de 186 jóvenes en el incendio de una discoteca

La policía detiene Omar Chabán, gerente y uno de los cuatro propietarios del local

Buenos Aires vivió en la noche del jueves su peor tragedia. El incendio de una céntrica discoteca se cobró la vida de al menos 186 jóvenes, casi todos de entre 17 y 19 años, e incluso la de varios niños. Hay además más de setecientos heridos, y casi un centenar de éstos permanecen en estado muy grave. El incendio, causado por la explosión de una bengala en el interior de la discoteca República de Cromagnon, desató la estampida y el pánico de unos 4.000 jóvenes que atestaban el local, con capacidad máxima autorizada para 1.300 personas. La policía ha detenido a Omar Chabán, gerente del local.

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Las decenas de testimonios recogidos entre los sobrevivientes permiten hacer una reconstrucción de lo que sucedió. El pasado jueves, cuando el grupo de rock Los Callejeros arrancaba con su tercer concierto consecutivo en la discoteca República de Cromagnon -un local de baile reciclado en un espacio para conciertos de rock-, una bengala conocida como tres tiros, porque dispara tres fuegos que explotan en el aire, encendió la tela que colgaba debajo de la espuma de goma con la que se había cubierto el techo para mejorar el sonido. El fuego cortó el circuito eléctrico y la discoteca quedó completamente a oscuras. Los trozos de tela llameantes que caían desde arriba provocaron la estampida de los jóvenes hacia las salidas.

Al encontrarse con las puertas cerradas todos se apretujaron en el pasillo de ingreso. No había extintores ni agua en los baños. Allí muchos murieron aplastados y la mayoría asfixiados, en especial los que estaban en el palco alto. Entre ellos, la esposa del representante de Los Callejeros y la madre de uno de los miembros de la banda. El sitio, que originalmente funcionaba como fábrica o centro de distribución, tenía tres puertas a la calle y un amplio portón de emergencia que superaba las dimensiones reglamentarias, pero estaba cerrado con candado "y alambre", según algunos testigos, por orden de la gerencia del local. Los guardias temían que los adolescentes entraran por allí sin pagar.

Caos en el centro

El incendio fue extinguido rápidamente por los bomberos, pero el local estaba lleno de humo y sólo se iluminaban con linternas. El primer grupo electrógeno llegó 40 minutos más tarde. Las calles cercanas y la plaza Miserere, frente a la estación central de trenes del barrio de Once, en el centro de la ciudad, era un caos. Los vecinos ayudaban a sacar cuerpos desmayados o muertos que tendían en una playa de estacionamiento de coches. La noche era muy calurosa. No corría aire. Cientos de jóvenes, vestidos sólo con pantalones cortos o largos, los pies descalzos, manchados de hollín, con el cuerpo quemado, deambulaban, lloraban o pedían socorro a gritos.

El local, de 1.500 metros cuadrados, tenía una habilitación del Ayuntamiento como local de baile con una capacidad máxima de 1.300 personas. Los jóvenes eran cacheados para que no ingresaran petardos ni bengalas, pero algunos de ellos dijeron que "se vendían adentro". A la hora del comienzo del espectáculo, poco después de las diez de la noche (tres de la madrugada, hora peninsular), los que estaban en un palco superior estiman que había "por lo menos 4.000 personas". Los primeros en entrar podían comprar bebidas, sin o con alcohol, en alguna de las cuatro barras, luego ya nadie se podía mover, ni subir ni bajar las escaleras del palco, donde estaban los amigos y familiares de los músicos, entre otros invitados. Según Paloma Cavanna, que tenía entradas para los tres días y desistió al fin del último recital, "no se podía estar allí del calor que hacía, era insoportable, el lugar no tiene ventilación y el humo de las bengalas no dejaba ver nada".

Los que lograron reaccionar inmediatamente después de la tragedia insultaban y acusaban a Emir Omar Chabán, gerente del local y uno de los cuatro socios propietarios, de "asesino". Los guardias de la discoteca y el propio Chabán huyeron cuando comenzó el incendio. Chabán había sido actor y regentaba sitios a los que llamaba "espacios artísticos paraculturales". En los años ochenta logró cierta fama con Cemento, una de las primeras discotecas que ofrecía recitales y performances de grupos de teatro y danza, y que fue inhabilitado en su momento porque no reunía los requisitos de seguridad necesarios.

El viernes, finalmente, la policía detuvo a Chabán en el apartamento donde se había refugiado. El empresario permanece desde entonces en una celda a la espera de la declaración indagatoria que la juez le tomará el próximo lunes. Se le acusa de ser el responsable de un incendio seguido de muerte, un delito por el que en principio podría ser condenado a una pena de entre 8 y 20 años de prisión, sin contar las sentencias por otras causas concurrentes.

Los cuerpos de las víctimas yacen a la espera de su traslado a la morgue.
Los cuerpos de las víctimas yacen a la espera de su traslado a la morgue.EFE

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