Schröder asegura que aún hay más de mil alemanes desaparecidos
El canciller socialdemócrata se pone al frente de la crisis y sube en los sondeos de opinión
El canciller federal alemán, el socialdemócrata Gerhard Schröder (SPD), se dispone a anunciar esta noche en su discurso de Año Nuevo que en la catástrofe del sureste asiático "todavía más de mil alemanes se encuentran desaparecidos". "Y tenemos que temer que entre los muertos se encuentren varios cientos de alemanes", añade en su alocución. Schröder interrumpió sus vacaciones navideñas en su casa de Hannover para dirigir desde Berlín la crisis.
El canciller propone que cada país industrializado asuma la responsabilidad por alguno de los afectados por la catástrofe y apela a que ciudades y pueblos alemanes apoyen a otros en la región devastada por las aguas y que los niños de las escuelas de Alemania "apadrinen con sus padres a las escuelas de allí".
Entre los alemanes que han podido ser rescatados se encuentra el antecesor de Schröder en el cargo, el ex canciller democristiano Helmut Kohl (CDU), que se encontraba en Sri Lanka con unos amigos para seguir una cura según los principios de la filosofía hindú del Ayurveda. Kohl relató ayer en una página del sensacionalista Bild Zeitung sus peripecias para salir de entre los escombros de su hotel destrozado casi por completo por las aguas y cómo pudo presenciar desde su balcón en el tercer piso la furia del tsunami.
Mientras tanto, Schröder suma puntos de popularidad con su instinto político para reaccionar en situaciones de crisis. Con la misma rapidez con que, con motivo de las inundaciones del este de Alemania en el verano de 2002, mientras su contrincante, el primer ministro de Baviera Edmund Stoiber (CSU), se dormía en los laureles, Schröder se puso en primera fila para hacer frente a las aguas y sumó simpatías y votos que le dieron la victoria en las elecciones de septiembre de aquel año.
Ahora Schröder ha reaccionado con el mismo instinto y celeridad. En la rueda de prensa en la que se anunció la interrupción de las vacaciones del canciller no faltaron algunas preguntas malintencionadas que insinuaban una utilización política de la catástrofe. Un periodista preguntó si las vacaciones de Schröder, previstas hasta el 8 de enero, se suspendían o sólo se interrumpían. Otra pregunta trataba de dejar en evidencia al ministro del Interior, el socialdemócrata Otto Schily, que se encuentra en el extranjero y no regresó, a pesar de que varios organismos que dependen de él se encuentran involucrados en la ayuda humanitaria.
Con catástrofe o sin ella, Schröder concluye el año con una popularidad rampante, tras haberlo comenzado tendido en la lona y demoscópicamente muerto. El último sondeo, que publicó ayer el semanario Stern, registra un aumento de la intención de voto al SPD que alcanza ya el 34%, a un 4,5% del 38,5% que logró en la elección de septiembre de 2002. Los verdes consiguen un 10% de votos, un 1,4% más que en las elecciones. Esto da a la actual coalición de centro-izquierda en Berlín un 44% de votos, sólo un 2% menos que los que el sondeo otorga a los democristianos (CDU / CSU) con un 38% y los liberales (FDP), un 8%. Un repunte enorme para Schröder y el SPD que el pasado febrero, cuando el canciller renunció a la presidencia del partido, veían a la CDU / CSU con una intención de voto de más del 50%.
En su discurso de Año Nuevo, Schröder apenas toca de refilón otros temas que no sean la catástrofe del sureste asiático, pero asegura que las reformas continuarán en 2005. Los sondeos favorables ponen de manifiesto que el electorado reconoce su firmeza en llevar adelante su programa de recortes sociales, incluso a costa de la impopularidad que provocó que recibiese una bofetada en un mitin y en otro le lanzasen huevos y piedras.
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