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Crítica:CRÍTICAS
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

La tercera vía

Javier Ocaña

Entre el Disney de animación tradicional (seguido en España, por ejemplo, con El Cid) y la fantasía en tres dimensiones (3-D) de la casa Pixar (imitada aquí en películas como Pinocho P3K) hay una tercera vía: el regreso al origen de la animación y el tratamiento de temas impensables en otras películas del género destinadas a los niños. Justo lo que ha hecho el director danés Jannik Hastrup en El niño que quería ser un oso, basada en unos dibujos de apenas unos trazos y con una animación mínima.

Lo primero que habría que preguntarse ante una historia como ésta es si está recomendada a los niños, cuestión que buena parte de la pedagogía moderna rechazaría de plano (quizá de forma exagerada). El niño que quería ser un oso, basada en el dicho "no eres de quien naces sino de quien te haces", narra las desventuras de un niño robado por un oso a los esquimales siendo un recién nacido y entregado a la pareja de aquél (digamos, mamá osa) para sobrellevar la pena de la reciente muerte de su cría (por cierto, los dibujos no se ahorran el cadáver del osito muerto desparramado en la nieve). Un conflicto que comienza recordando al John Ford de Centauros del desierto (1956), pero que tras los sucesivos cambios de ambiente del crío y, sobre todo, los asesinatos entre ambas familias, a lo que termina pareciéndose es a los hijos de las dictaduras latinoamericanas que fueron a parar a brazos de los militares que liquidaron a sus verdaderos progenitores. Todo ello, en un tono y con unos dibujos aparentemente ingenuos que, sin embargo, no evitan, por ejemplo, mostrar un plano cenital con un cadáver rodeado de un gran charco de sangre. Los sucesivos festivales internacionales por donde ha pasado El niño que quería ser un oso han avalado su propuesta con una buena cantidad de premios. Este cronista, después de reflexionar largo y tendido, sólo acierta a afirmar que la película podría ser un excelente experimento de formación pedagógica.

EL NIÑO QUE QUERÍA SER UN OSO

Dirección: Jannik Hastrup. Guión: Bent Haller, Michel Fessler. Género: animación infantil. Dinamarca, 2002. Duración: 75 minutos.

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Sobre la firma

Javier Ocaña
Crítico de cine de EL PAÍS desde 2003. Profesor de cine para la Junta de Colegios Mayores de Madrid. Colaborador de 'Hoy por hoy', en la SER y de 'Historia de nuestro cine', en La2 de TVE. Autor de 'De Blancanieves a Kurosawa: La aventura de ver cine con los hijos'. Una vida disfrutando de las películas; media vida intentando desentrañar su arte.

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