_
_
_
_
VIOLENCIA EN IRAK

Matanza en una base de EE UU en Mosul

El ataque de un grupo islámico radical causa la muerte de 22 personas, la mayoría soldados

Juan Carlos Sanz

Era un raro día soleado hasta que uno de los ataques más sangrientos de la insurgencia desde el final de la guerra tiñó ayer de sangre el norte de Irak. Los cohetes que impactaron en plena hora del almuerzo sobre la cantina de la base Marez, cerca del aeródromo de Mosul, causaron al menos 22 personas -entre militares estadounidenses, tropas iraquíes, contratistas extranjeros y civiles locales- y 64 heridos, según informó el Pentágono. Los peshmergas, las milicias kurdas integrardas en la nueva Guardia Nacional Iraquí, sellaron junto con tropas especiales de EE UU los accesos a Mosul (370 kilómetros al norte de Bagdad) desde Dohuk, situada a unos 40 kilómetros y capital de provincia en el Kurdistán iraquí.

Más información
Escasas reacciones de la Casa Blanca ante el mayor golpe contra sus tropas
El ejército estadounidense sostiene que la matanza de Mosul fue obra de un suicida

Las colas de camiones se prolongaban casi hasta la frontera turca.El grupo radical islámico Ansar al Suna, que se ha atribuido la muerte de rehenes extranjeros secuestrados en Irak, entre ellos 12 nepalíes que fueron hallados degollados, se atribuyó la responsabilidad del ataque en una página de Internet integrista. Este movimiento fundamentalista que mantiene lazos con la red terrorista Al Qaeda, aseguró que un militante suicida hizo estallar un coche bomba contra las instalaciones de la cantina militar en Mosul.

Jeremy Redmon, un periodista del diario norteamericano Richmond Times-Dispatch, que se hallaba empotrado (encuadrado dentro del contingente militar para cubrir informaciones mediante autorización) con el 276º Batallón de Ingenieros de Virginia en la base Marez, aseguró que el número de víctimas mortales se elevaba a 24 y que se habían contabilizado en el ataque a la cantina hasta 64 heridos. Redmon detalla la muerte de 14 militares de EE UU, a los que añadió un soldado y tres empleados civiles iraquíes. Anoche, el Pentágono anunció que el número de fallecidos era de 22, entre ellos 19 estadounidenses.

El estremecedor relato del periodista, recogido en la página web de su diario, da idea del caos causado por el ataque con cohetes, según insiste Redmon sobre el terreno, o con granadas de mortero, según las informaciones del Pentágono. La gran tienda de campaña que servía de comedor y cantina de la base militar se encontraba repleta a mediodía de ayer (las 10 de la mañana en la España peninsular), cuando la onda expansiva de las explosiones arrancó de cuajo de sus asientos a muchas personas. "Una bolsa de fuego envolvió la parte superior de la tienda de campaña mientras la metralla caía sobre los comensales", explica el reportero del Richmond Times-Dispatch, antes de que empezaran a escucharse los gritos de: "¡Médico, un médico!".

Relativa calma

Los insurgentes iraquíes habían atacado el comedor de la base de Mosul al menos 30 veces en lo que va de año. Pero ayer acertaron de lleno. Mosul, la capital del norte de Irak y la tercera ciudad más importante del país, después de Bagdad y Basora, ha vivido desde el final de la guerra en relativa calma, aparte de algunos incidentes, como la colisión en vuelo de dos helicópteros Black Hawk en noviembre de 2003, que se cobró la vida de 17 militares de EE UU. En la región de Mosul también murieron a tiros ese mismo año los dos hijos varones de Sadam Hussein, Uday y Qusay.

Los más de 8.500 soldados norteamericanos desplegados en la antigua Nínive se encuentran acantonados en su gran mayoría en la orilla izquierda del río Tigris, en el sector kurdo de Mosul, junto con miles de peshmergas del Partido Democrático del Kurdistán (PDK) y de la Unión Patriótica del Kurdistán (UPK) que comparten el poder en el norte de Irak desde el fin de la guerra del Golfo en 1991. El desplazamiento hacia el norte de grupos de insurgentes desde Faluya, en el centro de Irak, es visto por los servicios de información militar como la principal causa del estallido de violencia en Mosul en los tres últimos meses.

A pesar de la serie de ofensivas que ha lanzado el Ejército de EE UU apoyado por fuerzas iraquíes, en lo que va de mes se han localizado 80 cadáveres de personas asesinadas por supuestos ataques insurgentes en la zona. Mientras se acerca la fecha de las elecciones legislativas previstas en Irak para el próximo 30 de enero, es de temer que se redoblen los ataques y atentados, como los que golpearon el domingo las ciudades santas chiíes de Kerbala y Nayaf con un resultado de 70 muertes.

El gobernador de la provincia de Dohuk, Ahmed Nerjevan, se quejaba ayer a EL PAÍS de que las promesas de la cooperación internacional para la reconstrucción de Irak en zonas pacificadas, como la región kurda o la zona chií del sur, no se han cumplido ante los continuos estallidos de violencia en el centro y norte sunní del país. "Desde que el terrorismo ha estallado en la provincia de Mosul, los kurdos hemos vuelto al aislamiento al que nos tuvo sometidos Sadam entre 1991 y 2003", reconocía amargamente el Gobernador de Dohuk.

Una nube de humo cubre la cantina de la base militar de EE UU atacada ayer por insurgentes.
Una nube de humo cubre la cantina de la base militar de EE UU atacada ayer por insurgentes.ASSOCIATED PRESS

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Juan Carlos Sanz
Es el corresponsal para el Magreb. Antes lo fue en Jerusalén durante siete años y, previamente, ejerció como jefe de Internacional. En 20 años como enviado de EL PAÍS ha cubierto conflictos en los Balcanes, Irak y Turquía, entre otros destinos. Es licenciado en Derecho por la Universidad de Zaragoza y máster en Periodismo por la Autónoma de Madrid.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_