Un grupo ruso desconocido adquiere la gran filial de Yukos por más de 7.000 millones
El mercado considera al comprador una tapadera de intereses próximos al Kremlin
La empresa Yuganskneftegaz, la joya del imperio Yukos, fue adjudicada ayer por algo más de 7.000 millones de euros (exactamente 260.753.447.303 rublos) a la misteriosa firma, Baykalfinansgrup, considerada o bien como una tapadera de intereses próximos al Kremlin o de Gazprom, el gigante del gas ruso, que era el único otro contendiente en la subasta organizada con procedimientos parecidos a los usados por Borís Yeltsin en la década de los noventa para privatizar las empresas más rentables. El Estado ruso trata de recuperarlas ahora con métodos tan truculentos como entonces.
El Servicio Federal Antimonopolio había autorizado a cuatro contendientes, pero solo dos, Baykalfinansgrup y Gazpromneft, la filial petrolera de Gazprom, se personaron en la subasta, para la que las autoridades rusas habían tomado grandes medidas de seguridad, tanto en la calle como en el edificio del Fondo de la Propiedad Federal.
En cerca de diez minutos, un jurado formado por representantes de diversos departamentos gubernamentales y un subastador ataviado con una pajarita decidieron el destino de Yuganskneftegaz, que con más del 60% de la producción de Yukos, constituía la columna vertebral de esta empresa acosada por el Estado ruso, que le reclama más de 27,5 millones de dólares en concepto de impuestos atrasados. En teoría, la subasta se hace a petición de los agentes judiciales con el fin de cobrar la deuda. Un total de 43 acciones que suponían el 76,79% del capital de la empresa salieron a la venta por un precio inicial de 246.753 millones de rublos y fueron adjudicadas a Baykalfinansgrup, cuando todos esperaban que fueran adjudicadas a Gazpromneft, la filial petrolera del monopolio del gas. Yuganskneftegaz, con domicilio social en la ciudad de Nefteugansk, a 3.000 kilómetros de Moscú, produce un millón de barriles diarios y tiene unas reservas de más de 11.000 millones de barriles, lo que supone el 17% de las reservas rusas.
De Baykalfinansgrup no habían oído hablar ni siquiera los directivos de la Unión de Industriales y Empresarios de Rusia. El vicepresidente de esta entidad, Ígor Yúrgens, calificó de "escandaloso" el resultado y señaló que "nadie que yo conozca en la comunidad empresarial ha oído hablar antes de Baykalfinansgrup". "No sé absolutamente nada de esta compañía y me pregunto dónde consiguió el dinero", dijo Yúrgens en una entrevista al Eco de Moscú. Según el ejecutivo, el precio pagado por las acciones "es el valor más bajo que podían imaginar los tasadores más favorables al Estado".
Al conocerse el resultado, los esfuerzos de los perplejos economistas, analistas y corresponsales se dirigieron a intentar averiguar quién estaba tras la misteriosa compañía. La agencia Interfax dijo que Baykalfinansgrup tenía la misma dirección en la ciudad de Tver (al noroeste de Moscú) que una de las ramas del monopolio del gas, sin embargo, una fuente de Gazprom citada por la agencia negó esta circunstancia. Los servicios de información telefónica no encontraron el número de teléfono de la entidad y los organizadores de la subasta tampoco pudieron aportar más claridad sobre el misterioso comprador. Las especulaciones eran de todo tipo y abarcaban desde los chinos a los indios, que habían mostrado interés, hasta posibles veteranos de los servicios de seguridad del Estado que rodean a Putin. La única certidumbre era que el comprador gozaba del beneplácito del Kremlin.
Periodistas que visitaron el supuesto domicilio social de la empresa en Tver encontraron una tienda de móviles, un bar y una tienda de comestibles abierta las 24 horas. Los guardias de seguridad del edificio permanecían ajenos a la importancia del domicilio que custodiaban, según el relato de la agencia oficial Itar-Tass.
Por la mañana, los abogados norteamericanos de Menatep, el principal accionista de Yukos, habían hecho saber que tienen intención de perseguir ante los tribunales del mundo a los compradores de Yuganskneftegaz, e incluso, si es necesario, según el letrado Sanford Saunders, de tratar de impedir la venta de gas ruso a Europa.
Los organizadores de la subasta no permitieron el acceso de Saunders y John Pappalardo al Fondo de la Propiedad Federal, aunque éstos aseguraron haber solicitado poder seguir la subasta por escrito el pasado jueves.
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