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LA POSGUERRA DE IRAK

La insurgencia comienza su campaña de atentados contra las elecciones iraquíes

Atacados dos oleoductos tras la llamada de Bin Laden para destruir instalaciones petroleras

Los insurgentes han lanzando una campaña de atentados contra las oficinas de registro de electores en el norte de Irak, matando a dos personas e hiriendo a nueve en el triángulo suní, seis semanas antes de que se celebren los comicios legislativos previstos para el 30 de enero. En Kirkuk, una de las principales ciudades del norte del país, otra oficina electoral fue atacada con morteros, con un herido, y en otra localidad a 60 kilómetros la Guardia Nacional evitó otro atentado. Muchos electores han comenzado a alejarse de estos centros ante el temor a que los ataques se intensifiquen.

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Dos personas murieron y seis resultaron heridas cuando varios proyectiles de mortero cayeron sobre la oficina electoral -un centro de registro para los votantes que será utilizado como colegio electoral el 30 de enero- en Dujail, una localidad de mayoría suní cercana a la conflictiva ciudad de Samarra. Entre los heridos se encuentran varios miembros de la Guardia Nacional, que, junto a la policía, se ha convertido en uno de los principales objetivos de la resistencia.

En Kirkuk, una ciudad clave para la exportación de petróleo, un proyectil de mortero cayó sobre otra oficina electoral, provocando un herido. En otro centro de votantes, 60 kilómetros al suroeste de Kirkuk, guardias nacionales iraquíes consiguieron repeler un ataque de insurgentes, armados con fusiles de asalto. Tanto Estados Unidos como el Gobierno provisional iraquí han advertido de que la insurgencia intensificará sus ataques contra las oficinas electorales en las próximas semanas para boicotear la celebración de las elecciones el 30 de enero, una fecha que tanto los líderes chiíes, que representan al 60% de la población, como los estadounidenses consideran inamovible, pero que los partidos suníes y los clérigos de esta confesión han pedido que se retrasen.

Votantes en muchas zonas del país, pero sobre todo en el norte, en Bagdad y en el triángulo suní, donde se concentran la mayoría de los atentados de los insurgentes, comienzan a alejarse de las oficinas electorales.

Pero las oficinas electorales no fueron el único objetivo de los ataques violentos de la resistencia. Tras el llamamiento de Osama Bin Laden, realizado el jueves, para que se ataquen instalaciones petrolíferas tanto en Arabia Saudí como en Irak, los atentados contra los oleoductos se han intensificado y las exportaciones de crudo desde el norte del país tuvieron que ser detenidas ayer. El llamamiento del líder de Al Qaeda -"concentrad vuestras operaciones en el petróleo, en particular en Irak y el Golfo"- ha tenido un eco casi inmediato en Irak: el oleoducto que une los campos petrolíferos de Kirkuk con el puerto turco de Ceyhan y que puede transportar 500.000 barriles al día fue saboteado cerca de la localidad de Baiji y tuvo que ser cerrado temporalmente. Otro oleoducto en la misma zona fue también saboteado, en este caso destinado a bombear crudo en la refinería de Daura, en Bagdad. Este último ataque fue reivindicado por el grupo de Abu Musab al Zarqaui, un terrorista jordano al que EE UU atribuye la mayoría de los atentados en Irak. En un texto distribuido en Baiji, los miembros del grupo terrorista aseguraban que seguía las órdenes "del comandante Bin Laden".

Una mujer y su hija pasan ante un soldado estadounidense en la ciudad iraquí de Mosul, en una foto proporcionada por el Ejército de EE UU.
Una mujer y su hija pasan ante un soldado estadounidense en la ciudad iraquí de Mosul, en una foto proporcionada por el Ejército de EE UU.REUTERS

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