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CUMBRE DE LA UE

Los líderes europeos aprueban un reparto equitativo de los costes de la ampliación

Zapatero logra un acuerdo con Polonia que "ordena el debate" sobre los fondos de cohesión

La polémica entre España y Polonia en torno a algunos principios básicos sobre el reparto de ayudas en la Unión ampliada quedó zanjada ayer, por el momento, al lograr el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, un acuerdo, aprobado por los 25, con su homólogo polaco, Marek Belka. El pacto recoge la aspiración común a un presupuesto suficiente, el deseo polaco de que se subraye la "solidaridad" entre los socios y la exigencia española de que el sistema de reparto de fondos no cambie por la ampliación y de que su coste se reparta "equitativamente".

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El otro gran principio de la política española en este tema, que la salida del sistema de cohesión y desarrollo regional se produzca de modo gradual para que España no pierda bruscamente los cerca de 6.000 millones de euros que percibe anualmente por ese concepto, no fue recogido en el párrafo añadido en el último minuto a las conclusiones. Se opusieron algunos de los países que más aportan al presupuesto comunitario.

No obstante, Zapatero declaró que "sin duda alguna el gradualismo es un principio que España defiende y defenderá". También aseguró que se "ha hecho ya mucho camino" en la tarea de contactar a los países de la UE a este respecto, de manera que se pueda llegar a compromisos el año que viene, cuando la presidencia europea -luxemburguesa- inicie la negociación, ya con cifras y plazos concretos, de las perspectivas financieras para el septenio 2007-2013.

El acuerdo de ayer, según el presidente, pretendía atender a la tarea del momento, que es simplemente "ordenar el debate" gracias a la contribución consensuada de los dos países más interesados en el asunto: España, como primer receptor neto de fondos, y Polonia, en tanto que país llamado a ocupar ese lugar que el Gobierno está dispuesto a dejar en la medida en que la renta de los españoles se acerca a la media europea, pero no hasta el punto de cargar casi en exclusiva con el coste de la entrada de países más pobres.

Las diferencias hispano-polacas surgieron cuando Varsovia pretendió introducir, apoyada por la presidencia, un párrafo de conclusiones en el que se destacaba la urgencia de la necesidad de los nuevos socios de percibir fondos. España se opuso, si no se incluían las menciones de los principios de equidad y pérdida gradual de las ayudas. Desde el comienzo de la cumbre, había intentado convencer a Polonia de que renunciar a todo el párrafo era mejor que enfrentarse por su contenido.

El compromiso de última hora tras un día de contactos infructuosos hizo posible que el Consejo Europeo confirme que el plan financiero que arrancará en 2007 "deberá proporcionar los medios necesarios" para hacer frente a "los retos futuros, incluidos aquellos que resulten de las disparidades en el nivel de desarrollo de la Unión ampliada".

Para llegar a esta expresión, acorde con el objetivo común de España, Grecia, Portugal y todos los nuevos socios de que los presupuestos de la UE crezcan en lugar de reducirse, Polonia hubo de hacer concesiones: renunciar a que las disparidades fueran calificadas de "más profundas" en la Unión de "después de la ampliación", ya que ello hubiera implicado admitir un cambio en el sistema. Algunos contribuyentes netos, como Holanda, sostienen que los fondos deberían ir sólo a los nuevos socios.

Polonia obtiene, en cambio, una mención adicional del principio de solidaridad y España ve reflejado el de equidad como rector del plan financiero, lo que, según Zapatero, era el principal objetivo al ser la mejor garantía de que el reparto de las cargas no perjudicará sólo a los españoles.

Este acuerdo de principio fue alcanzado después de que el presidente español tratara el tema durante un desayuno con el presidente francés, Jacques Chirac, y el canciller alemán, Gerhard Schröder, y tras su encuentro con el jefe de Gobierno polaco, Marek Belka, una cita pospuesta ya dos veces en los últimos tres días.

Zapatero y Belka se reunieron, finalmente, pasadas las doce horas de ayer. El español calificó la reunión de "cordial" y negó que Belka hubiera protestado por la cancelación de su visita a Varsovia, el pasado martes. "Las relaciones con Polonia son muy buenas. Polonia apoyó la reciente elección de Zaragoza como sede de la Expo de 2008, sería difícil que eso hubiera ocurrido si las relaciones fueran malas", declaró Zapatero. La cumbre hispano-polaca se celebrará en los primeros diez días de febrero.

José Luis Rodríguez Zapatero, junto al canciller alemán, Gerhard Scröder (centro), y el presidente francés, Jacques Chirac.
José Luis Rodríguez Zapatero, junto al canciller alemán, Gerhard Scröder (centro), y el presidente francés, Jacques Chirac.EFE

Cumbre con Putin en 2005

España, Francia y Alemania celebrarán una cumbre con Rusia el año próximo, según anunció ayer José Luis Rodríguez Zapatero, para pasar revista a la agenda internacional y garantizar la solidez de la relaciones de la UE y Moscú, que los sucesos de Ucrania ha sometido a tensiones en los últimos tiempos.

La reunión, acordada por iniciativa del presidente francés, Jacques Chirac, durante los 45 minutos que duró su desayuno con el canciller alemán Gerhard Schröder, y Zapatero, responde, además, según el presidente español, a la concertación política que París, Berlín y Madrid vienen desarrollando desde la llegada del PSOE al Gobierno y a los intereses y preocupaciones detectados por el presidente español durante la visita que realizó el pasado día 10 a Moscú. Chirac y Schröder han celebrado ya reuniones conjuntas anteriores con Putin, por lo que la cumbre anunciada ayer representará la extensión al Gobierno español de estos contactos.

Zapatero hizo este anuncio al término de un Consejo Europeo que calificó de "histórico", porque "abre las puertas a la integración de Turquía". El presidente aseguró que la única voluntad expresada "en estos momentos" en el Consejo es la de llegar a ese ingreso.

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