Los productores de flor cortada reclaman a la Junta medidas para salir de la crisis
El sector de la flor cortada de la provincia de Cádiz se enfrenta a una de las mayores crisis de su historia después de perder durante 2004 más de 200 de las 750 hectáreas de cultivo que tiene en Chipiona, Sanlúcar de Barrameda, Jerez, Arcos y Rota. Pese a esta merma, con todo, estas poblaciones convierten a la provincia gaditana en la mayor productora de Andalucía, con casi un 75 % de la superficie plantada en la región. De hecho, de los 150 millones de euros de facturación de 2003, 110 se produjeron en Cádiz.
El recorte de superficie cultivada tendrá un efecto "muy negativo" en la facturación de este año, según alertan los productores. Así las cosas, los integrantes de la Mesa de la Flor Cortada expusieron días atrás al consejero de Agricultura y Pesca, Isaías Pérez Saldaña, la necesidad de que la Junta intervenga en breve para parar la sangría permanente en este sector.
Los productores explicaron al consejero que es necesario aplicar un conjunto de medidas para que la flor cortada vuelva a ser un producto rentable, puesto que actualmente no lo es. En cuatro bloques dividen los productores sus demandas. El primero es la necesidad de mejorar la calidad de la flor mediante un sistema de producción integrada que certifique el nivel de los tallos y de la flor, un programa de profesionalización del sector y la ampliación económica y de personal del Laboratorio de la Flor Cortada, instalado en Jerez.
Otro bloque de reclamaciones se basa en abaratar el coste del producto mediante la creación de una empresa pública que venda los tallos a menor precio, aunque esta medida se topa con el rechazo frontal de tres firmas andaluzas dedicadas a esta tarea que denunciarían a la Junta por competencia desleal.
Otro paquete de medidas está orientado a mejorar la producción mediante un incremento de los seguros, una mayor inversión tecnológica que permita modernizar los viejos invernaderos, y optimizar las condiciones del suministro de energía en el campo para que puedan instalarse calentadores de gas o electricidad con el objetivo de que no se ralentice la producción en la época más fría del año.
Las últimas reclamaciones de los cultivadores van dirigidas a presentar el producto al mercado. Para ello, los productores exigen campañas permanentes de promoción, que se abran nuevos canales de comercialización internacionales, implantar la venta a través de Internet o la venta telemática -que ya se desarrolla en Holanda- e instaurar las subastas dentro del territorio nacional.
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