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LA INVESTIGACIÓN DEL 11-M

El Tunecino declaró a España enemiga del islam por acudir a la guerra de Irak

Las "facilidades" para lograr explosivos fueron "determinantes" para decidir cometer el 11-M

Jorge A. Rodríguez

Serhane Ben Abdelmajid Fakhet, El Tunecino, calificado en los informes policiales como "el líder carismático" del comando del 11-M, declaró ante los radicales islamistas con los que se reunía que España se había convertido "en un país contrario a los musulmanes" con su entrada en el conflicto de Irak y que por ello iba a cometer un atentado. Así lo ha declarado Basel Ghalyoun, socio de El Tunecino y un supuesto autor material de la matanza. La policía concluye en sus informes que la guerra cambió el papel de España para este entramado radical, hasta convertirla "en otro frente abierto de lucha para el integrismo".

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Los investigadores de la matanza de Madrid han llegado a varias conclusiones firmes sobre los orígenes de la masacre y las han puesto por escrito en los documentos que le han ido entregando al juez de la Audiencia Nacional Juan del Olmo. A saber: que el apoyo español a la guerra de Irak fue clave para los atentados, que la existencia de la trama asturiana de explosivos fue "determinante" para que se llevara a cabo la masacre y que El Tunecino y Allekema Lamari, aparejador de profesión, eran personas con una "completa formación", con capacidad para dirigir operativamente al comando de islamistas, que desde que se embarcó en el 11-M había decidido suicidarse antes de ser capturado o en una última acción homicida.

El Tunecino comunicó en agosto del año pasado a sus colaboradores que estaba preparando un atentado en España, país que, según le contó a Ghalyoun, se había puesto "en contra de los musulmanes al estar inmerso en el conflicto de Irak". Fouad el Morabit Amghar, también preso por el 11-M, declaró que, por esas fechas, El Tunecino le había dicho a un amigo común que lo mejor que podía hacer era irse de España porque en Madrid "iba a ocurrir algo muy fuerte". El Morabit y Ghalyoun han sido implicados directamente en los atentados por Rabei Osman, Mohamed el Egipcio. Éste tenía prohibida la entrada en España desde el 14 de septiembre de 2002.

"Frente de lucha"

Las pesquisas realizadas hasta ahora, completadas con declaraciones como éstas, han llevado a los investigadores de la Comisaría General de Información a esta conclusión: "Hasta el 11-M, el territorio español había sido utilizado básicamente como punto de partida desde el que individuos especialmente caracterizados en el integrismo islámico habrían reclutado a muyahidin para luchar a favor de la yihad en otros países si bien, a partir de la mencionada fecha y motivado por nuestra implicación en el conflicto de Irak, España pasó de lugar de reclutamiento de muyahidin a convertirse en otro frente abierto de lucha para el integrismo islámico".

Los investigadores están convencidos de que El Tunecino -quien quería "purgar pecados cometidos anteriormente"- era el "líder carismático" del comando de islamistas, con capacidad para ser "dinamizador, captador y concienciador" del resto. El Tunecino y Lamari tenían una "completa formación", que contrastaba con la del resto del grupo, en su mayor parte "procedentes de los arrabales infradesarrollados de Tetuán y Tánger que tienen las mayores tasas de analfabetismo". Este último pelotón entró de forma ilegal en España, utilizando mayoritariamente el paso de Bab, en Ceuta. En Madrid estuvieron sobreviviendo bien mediante pequeños trabajos de albañilería y otros empleos manuales o bien "llevando a cabo las mismas actividades delictivas que hacían en su país".

Pero esa escasa formación tampoco les invalidaba como para construir las bombas. "Queda suficientemente contrastado que cualquiera sin demasiados conocimientos ni preparación técnica, habiendo recibido unas sencillas instrucciones previas, podía haber procedido al montaje de los trece artefactos", dicen los informes. Lo que no aclaran los agentes es por qué fallaron tres de las bombas. "No se encuentra explicación a los fallos, salvo en la casualidad", alegan.

Esta facilidad para el montaje se explica porque los terroristas no tuvieron que fabricar el explosivo, sino que pudieron conseguir Goma 2 industrial y a granel gracias a sus contactos con la trama asturiana. "Las relativas facilidades con las que los integrantes de la célula se encontraron en relación con los explosivos y los detonadores en España fueron determinantes a la hora de tomar la decisión de cometer el atentado, que se podía haber aplazado e incluso suspendido si las dificultades hubieran sido mayores".

O lo que es lo mismo: cabe la posibilidad que si Rafá Zouhier no hubiera puesto en contacto a los miembros del comando con los ex mineros asturianos, el 11-M hubiera sido "incluso imposible". Los agentes aseguran que para la comisión de la matanza fueron fundamentales las conexiones de los radicales con redes "dedicadas al tráfico de estupefacientes, armas, explosivos y vehículos adquiridos ilícitamente".

Inmueble donde se suicidaron siete terroristas del 11-M.
Inmueble donde se suicidaron siete terroristas del 11-M.MANUEL ESCALERA
El Tunecino y Basel Ghalyoun.
El Tunecino y Basel Ghalyoun.

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Sobre la firma

Jorge A. Rodríguez
Redactor jefe digital en España y profesor de la Escuela de Periodismo UAM-EL PAÍS. Debutó en el Diario Sur de Málaga, siguió en RNE, pasó a la agencia OTR Press (Grupo Z) y llegó a EL PAÍS. Ha cubierto íntegros casos como el 11-M, el final de ETA, Arny, el naufragio del 'Prestige', los disturbios del Ejido... y muchos crímenes (jorgear@elpais.es)

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