Cristina Rota estrena un texto provocador de Rodrigo García

La directora y pedagoga teatral Cristina Rota estrena mañana en el Centro de Nuevos Creadores (sala Mirador), de Madrid, ¡Haberos quedado en casa, capullos!, de Rodrigo García. El autor, que vive en España y triunfa por Europa, deja por primera vez que alguien que no sea él mismo ponga en escena un texto suyo, al que Rota ha calificado de "ácida y feroz crítica al sistema que vivimos, y a la inmovilidad de las personas ante la mentira y la hipocresía".

Para Rota, el texto, compuesto de varios monólogos, critica la deshumanización de un mundo que predica la bondad: "Critica la perversión del lenguaje; cuando lo leí por primera vez pensé en el circo en el que estamos inmersos, en este cambalache en que se ha convertido la vida", dice la directora.

Tanto Rota como Rodrigo García son de origen argentino. La primera lleva en España desde 1978, cuando se tuvo que exiliar, y dirige una escuela que lleva su nombre así como el Centro de Nuevos Creadores. García, de padres españoles, se instaló en España en 1986, donde trabaja como autor, escenógrafo y director de escena, normalmente con su compañía La Carnicería Teatro. En los últimos años sus trabajos son reclamados en los teatros y festivales más importantes de Europa.

¡Haberos quedado en casa, capullos! es una obra que a Rota le recuerda a autores como Cortázar: "Me atrae en ella su humor negro, me sugiere músicas, danzas, poesía", señala Rota, quien destaca que García ha colocado en esta obra a seres alienados dentro del mundo de la alienación. "Es un texto provocador que denuncia la violencia y la corrupción desde dentro de ellas mismas, critica a los políticos, ataca la inmovilidad de los que permanecen cómodos sin hacer nada y se revuelve contra todos los que aceptan las cosas tal y como nos las venden, al tiempo que tiene algo de optimista y de poético", señala Rota del texto de su montaje con el que pretende conmover al espectador.

El espectáculo, que cuenta con escenografía de Antoine Hertenberger, está interpretado por Juan Carlos Vellido, Nur al Levi y Chevi Muraday, este último también coreógrafo. Vellido señaló que el texto de García enseña a reírnos de nuestras propias contradicciones: "Es muy fácil verse identificado a través de estos textos, porque todos tenemos algo de violentos, egoístas o esclavos".