La División Azul resurge del olvido en un documentado estudio histórico
"La mitad pagó con la vida, la salud o la libertad", dice Xavier Moreno
Un total de 45.000 españoles combatieron dentro del ejército del Tercer Reich contra las tropas soviéticas durante la Segunda Guerra Mundial. El drama humano que trajo consigo aquella iniciativa de reclutamiento -voluntario, aunque en ocasiones forzoso- propiciado por la Falange, es inconmensurable. Pese a ello, el historiador Xavier Moreno aporta algunas cifras para enmarcar la tragedia: uno de cada nueve combatientes, 5.000 en total, perdió la vida en las estepas al sur de San Petersburgo, ciudad que entonces se llamaba Leningrado. Más de 11.000 soldados resultaron heridos, y de ellos, 2.000 quedaron mutilados permanentemente. "En total", explica el profesor Moreno, "la mitad de los divisionarios pagó aquella experiencia con la vida, la salud o la libertad". La División Azul. Sangre española en Rusia, 1941-1945 (Crítica) se anuncia como "el primer estudio serio y documentado" que pretende rescatar del olvido uno de los episodios más tristes y dolorosos de la historia reciente de España.
Xavier Moreno, profesor de la Universitat Rovira i Virgili, de Tarragona, considera que "Franco utilizó a la División Azul según le convino en cada momento. Primero le sirvió para aproximarse a Hitler, pero luego, al ver que los aliados iban a ganar la guerra, mandó que se retiraran las tropas". La División Azul cayó en el olvido durante los años siguientes. "Después, cuando la Unión Soviética se convirtió en el gran enemigo de Estados Unidos, las tropas españolas que habían combatido en Rusia sirvieron como una credencial del compromiso anticomunista del régimen". Una vez que el franquismo consiguió salir del aislamiento, la División Azul volvió a ser relegada, esta vez definitivamente, al trastero de la memoria.
Xavier Moreno ha querido acercarse a este complicado episodio "sin hacer ningún juicio de valor, como un hombre invisible que puede alegrarse o entristecerse según lo que ve, pero que no juzga". En buena medida, resulta difícil emitir juicios generales sobre una unidad integrada por individuos de origen y comportamiento tan plural. El primero de los tres reemplazos de los que se nutrió la División estuvo compuesto en su gran mayoría de voluntarios falangistas, estudiantes y empleados del sector terciario, que fueron a Rusia con la intención de "devolverle la visita" al régimen comunista que apoyó al Gobierno republicano durante la Guerra Civil española.
Valentía
El segundo y tercer reemplazos, por el contrario, se nutrieron más bien de campesinos interesados por los buenos salarios, así como de jóvenes que buscaban despejar las sospechas de que ellos o sus familias habían apoyado a los rojos frente a las tropas de Franco entre 1936 y 1939. Unos y otros dieron pruebas de una valentía poco frecuente. La División Azul, a pesar de la falta de equipamiento que padeció, fue galardonada con 2.497 cruces de hierro, una condecoración que premia el heroísmo en condiciones extremas.
En algo más de 500 páginas, Xavier Moreno analiza el contexto político en el que se gestó la División Azul y el posterior choque de intereses entre el falangismo y el Ejército español, cuando ambos intentaron hacerse con el control de la unidad. Las reacciones internacionales que generó la iniciativa antes, durante y después del conflicto ocupan buena parte de la obra, así como la descripción pormenorizada de las operaciones militares en las que se vieron inmersos los combatientes españoles. El profesor Moreno también dedica un amplio espacio a toda la labor asistencial que rodeó el despliegue de la unidad. Por último, el coste económico de la expedición, que superó los 600 millones de pesetas, una cantidad en absoluto pequeña para la época, cierra la investigación.
No acabó ahí el drama: mutilados, viudas y huérfanos siguen todavía hoy sufriendo las consecuencias de aquellos duros combates.
Babelia
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