Freixenet descorcha en la Rioja alavesa
El grupo catalán del cava invierte 10 millones de euros en las bodegas Santamaría López
Freixenet pone un pie en La Rioja. El grupo catalán del cava satisface una vieja aspiración con la compra de una bodega en la Rioja alavesa, dentro de su estrategia de consolidación como productor de vinos tranquilos de calidad. El grupo, que ya está presente en Priorat, Ribera del Duero, Francia y Australia, persigue consolidar un 40% de su facturación en el vino. Y anuncia nuevas inversiones, con Suráfrica en el punto de mira.
El grupo está presente en EE UU, Australia, Francia, Argentina y México, y planea comprar una bodega en Suráfrica
Tras la caída de resultados del último año por la evolución del dólar, 2005 y 2006 "todavía serán años difíciles", según Bonet
La Rioja era la gran "asignatura pendiente" de Freixenet, según su presidente de honor, Josep Ferrer. Una vieja aspiración de un grupo que presume de ser el primer productor mundial de vinos espumosos, pero quiere ser alguna cosa más. Después de varios intentos, la compañía que preside Josep Lluís Bonet Ferrer se ha hecho con una bodega riojana, con la compra de Santamaría López, en La Guardia, por un importe de 10 millones de euros. "La expansión del cava no es contradictoria con la voluntad de jugar un papel en los vinos tranquilos de calidad", explica Bonet.
La adquisición supone "subirse a un tren en marcha", según el presidente. La bodega factura seis millones de euros anuales y produce tres millones de botellas al año, con la enseña Solar Viejo y varias marcas blancas para grandes superficies. Pero la operación va un paso más allá: la inversión del grupo catalán incluye terrenos para construir una nueva bodega, lanzar marcas propias en el futuro y reducir progresivamente la producción destinada a la gran distribución.
La facturación del grupo se reparte actualmente entre el cava -que concentra el 60%- y el vino, con el 40% restante. "Esa proporción se va a mantener, porque el cava sigue siendo competitivo y tiene capacidad de crecimiento, y el objetivo es seguir comprando bodegas para apuntalar el negocio de los vinos tranquilos de calidad, con inversiones cuando se presente la oportunidad", explica Bonet, que ha accedido recientemente a la presidencia de Fira de Barcelona.
Francia, Estados Unidos, Australia, México y Argentina han sido hasta ahora los destinos de las incursiones internacionales de Freixenet. El grupo tiene prácticamente decidido el próximo paso: Suráfrica. "Es evidente que un grupo con vocación internacional tiene que estar en el mercado surafricano. Pero tampoco perdemos de vista posibles inversiones en España. El vino español es caballo ganador", según el presidente de la compañía.
Dificultades por el euro
Freixenet sufrió el pasado año los efectos de la escalada alcista del euro. El grupo cerró el ejercicio 2003-2004 en abril con una facturación de 511,4 millones de euros, lo que supone una caída interanual del 4,4%. Ese retroceso se debe "a las dificultades que provoca la caída del dólar en una compañía con una marcada vocación exportadora", dice Bonet. La compañía, que tuvo que lidiar con una amenaza de huelga a las puertas de la vendimia de la campaña pasada, tiene un endeudamiento de 109 millones. El beneficio neto se resintió también de la evolución del tipo de cambio, con un descenso del 8,2%, hasta situarse en 20 millones de euros.
Pero a la vez, la caída del dólar ha llevado a la empresa catalana a reforzar su posición en Estados Unidos. Freixenet tiene previsto invertir 10 millones de euros en Sonoma (California) para triplicar su producción en aquella zona y construir un nuevo edificio para visitantes. La actividad inversora del pasado ejercicio -unos 25 millones de euros- incluyó también la compra de la francesa Ivon Mau y una inyección de nueve millones en su bodega australiana de Wingara.
Las perspectivas para este año "son buenas", según fuentes de la empresa. "La cosecha ha sido buena, aunque 2005 y 2006 todavía serán ejercicios difíciles. Será imprescindible contrarrestar el efecto de un euro fuerte, como ya sucedió con la peseta hace 15 años", asegura Bonet.
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