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Reportaje:

Un nuevo canje de bolillos

El Gobierno de Argentina retrasa la negociación de la deuda externa hasta el próximo mes de enero

Alejandro Rebossio

Mañana, dos años y 11 meses después de que Argentina se declarara en suspensión de pagos, debía comenzar el canje de los 152 viejos bonos por los nuevos títulos que incluyen una quita del 70% del valor real. Era un buen momento para hacerlo, pues los mercados emergentes están de moda otra vez entre los inversores. Pero chapucerías operativas han retrasado el inicio del canje hasta el 17 de enero próximo.

Bank of New York ha renunciado a ser el agente de la colocación de los nuevos bonos ante la imposibilidad de cumplir los plazos previstos
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Una propuesta poco generosa

El culebrón de la suspensión de pagos de la deuda pública en manos de acreedores privados, que asciende a 81.800 millones de dólares, supera al de las tarifas de los servicios públicos. Se inició un mes antes, en diciembre de 2001, y su resolución aparece como el desafío ineludible para que el proceso de recuperación de la tercera economía latinoamericana pueda abrirse paso hacia la consolidación.

El Gobierno de Néstor Kirchner, que sigue abonando con regularidad la mitad de la deuda, incluida la correspondiente a organismos multilaterales, presentó el pasado día 1 la última oferta de pago, que, a diferencia de la primera, lanzada en septiembre de 2003, redujo la quita del valor nominal del 75% al 53%, y la del valor presente neto, del 92% al 70%. Los analistas del mercado han quedado decepcionados con la propuesta final, pero tampoco se animan a predecir que fracasará, mientras que los comités de acreedores mantuvieron su rechazo.

Percances inesperados

El plan del ministro de Economía, Roberto Lavagna, preveía una rápida autorización de la comisión estadounidense del mercado de valores, la SEC, para que el canje se extendiera desde mañana hasta el 15 de enero. Pero Lavagna se encontró hace nueve días con dos percances inesperados. Bank of New York renunció a ser el agente de colocación de los nuevos bonos en Estados Unidos porque consideró imposible organizar la operación antes de mañana, como pretendía Argentina,

Fuentes de Wall Street especulan con que Bank of New York temía que los acreedores disconformes con la reestructuración de la deuda no sólo demandaran a Argentina, como lo están haciendo en tribunales de Estados Unidos, Italia y Alemania, sino también contra él. El secretario de Finanzas, Guillermo Nielsen, se encontró entonces sin banco y debió comenzar a buscar de prisa un sustituto. El principal candidato es JP Morgan, que había perdido la subasta con Bank of New York porque exigía un mayor presupuesto. Hasta que no se acuerde la sustitución, la SEC no aprobará el canje de deuda.

El otro inconveniente radica en que la comisión italiana del mercado de valores, la Consob, le comunicó al Gobierno de Argentina que se tomaría hasta mediados de diciembre para autorizar el proceso. También prevalecen diferencias con las autoridades de Japón. En el Ministerio de Economía comenzaron a elucubrar que detrás de estos retrasos se escondía la mano de cuatro ejecutivos contrarios a la oferta de pago: el codirector del Comité Global de Tenedores de Bonos de Argentina (GCAB, según sus siglas en inglés), el italiano Nicola Stock; el presidente de Citibank (Citigroup), William Rhodes; el titular del Instituto de Finanzas Internacionales (IIF, según sus siglas en inglés), Charles Dallara, y Jacques de Larosière, director gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI) en los años ochenta y actual asesor de Banque Nationale de Paris (BNP).

El otro codirector de GCAB, Hans Humes, que representa a acreedores de Estados Unidos, declaró que el Gobierno de Argentina debería dejar de imaginarse "conspiraciones" y sentarse de una vez a negociar con ellos. El retraso enojó al presidente Néstor Kirchner con su ministro de Economía, pero este matrimonio de conveniencia continuará. Lavagna ha conducido desde abril de 2002 la salida de una de las peores crisis económicas del país suramericano. Aconsejado por los abogados y los bancos que en el extranjero asesoran a Argentina, el jefe del Palacio de Hacienda convenció a Kirchner de posponer todo el proceso hasta enero porque si se hubiera iniciado mañana sólo en el mercado local, como pretendía el jefe de Estado, los acreedores del exterior se hubieran visto perjudicados en la asignación de los bonos, cuya emisión será limitada. Se trata de los títulos que no incluyen una quita de capital, pensados para inversores minoristas de Argentina, Italia y Japón, y los que padecerán una poda del 33% del principal, diseñados para las gestoras de fondos de pensiones, entre ellas Consolidar (BBVA) y Orígenes (SCH).

El retraso implicará un coste concreto y no sólo porque el nuevo agente de colocación pedirá una mejor retribución que Bank of New York. En enero debía finalizar el canje y reanudarse la negociación con el FMI, suspendida en julio pasado, y se suponía que iba a firmarse un nuevo acuerdo que postergaría los pagos a los organismos multilaterales.

Inconvenientes de la mora

Como ahora el canje finalizará el 25 de febrero, el FMI difícilmente aprobará un pacto con Argentina hasta marzo, por lo que el país suramericano deberá desembolsar casi 2.000 millones de dólares a esos organismos en los primeros dos meses del año. Otro inconveniente de la demora surge de que en la actualidad los mercados emergentes atraviesan un momento óptimo y eso influye en forma positiva en Argentina.

En los últimos tres meses, las primas de riesgo de los países en vías de desarrollo comenzaron a reducirse porque, pese a que ha subido el tipo de corto plazo de Estados Unidos, el de largo plazo ha bajado ante la incertidumbre que los inversores cobijan sobre el futuro de la economía norteamericana. Las carteras de inversión de Wall Street están abriéndose más a los mercados emergentes y a las materias primas porque los estrategas piensan que aumentarán su renta. Argentina se benefició de ese contexto y la prima de riesgo que los analistas le aplican a la deuda futura descendió desde 950 puntos básicos en junio pasado hasta 650 en la actualidad.

Un operador del mercado de bonos latinoamericano en Buenos Aires destaca que en los últimos diez días ha mejorado el panorama, sobre todo después que la crisis política en Ucrania generara ventas de bonos de ese país y de Rusia y compras de los de Brasil.

Néstor Kirchner en una reciente entrevista con Rodrigo Rato, en presencia del ministro Roberto Lavagna.
Néstor Kirchner en una reciente entrevista con Rodrigo Rato, en presencia del ministro Roberto Lavagna.AP

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