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SALUD

Un paso adelante en prevención

Las vacunas salvan tres millones de vidas al año, protegen contra numerosas enfermedades, reducen la mortalidad infantil y aumentan la esperanza de vida. Las vacunas combinadas y conjugadas son las dos grandes líneas de investigación en las que se trabaja hoy.

La vacunación infantil sistemática en los años sesenta, junto a la potabilización del agua, ha sido la medida de salud pública más eficaz contra las enfermedades infecciosas. Ni siquiera la revolución que supuso la llegada de los antibióticos ha tenido un impacto similar en la reducción de la mortalidad.

Las vacunas también han logrado un aumento de la esperanza de vida y una mejora en la salud de la población. Además son un factor decisivo en la reducción de costes médicos y sociales, ya que disminuyen los tratamientos medicamentosos, complicaciones de la fase aguda, hospitalizaciones, secuelas permanentes, rebrotes y epidemias, según se concluyó en el último congreso de la Sociedad Europea de Enfermedades Infecciosas Pediátricas, que se celebró el pasado junio en la ciudad finlandesa de Tampere.

Ahorro de costes. Se calcula que por cada euro invertido en vacunas se ahorran otros cuatro en costes médicos directos (fármacos, consultas, ingresos) y cerca de tres en costes indirectos (baja productividad, días de trabajo perdidos). En Europa se ha comprobado que la vacunación antigripal resulta mucho más rentable desde el punto de vista económico que otro tipo de medidas. No obstante, para lograr que una vacuna sea autorizada es necesario invertir, por término medio, de ocho a diez años de esfuerzo y de 300 a 800 millones de euros.

Como advirtió la doctora Marta Granstrom, profesora del hospital Karolinska de Estocolmo (Suecia) y ex responsable del control de las vacunas en el país nórdico, todo preparado vacunal debe obtener en Europa una autorización para su comercialización. Este permiso puede conseguirse mediante un procedimiento de registro, centralizado a través de la Agencia Europea del Medicamento (EMEA), con sede en Londres, o mediante uno de reconocimiento por un Estado miembro de la Unión Europea, que sirva como referencia, y se haga extensiva después a los demás países comunitarios.

"La vacuna sigue el procedimiento habitual de cualquier otro producto farmacéutico, con la peculiaridad de que generalmente se dirige a una población sana y por ello tiene que demostrar una relación favorable entre beneficio y riesgo. En este sentido, las vacunas preventivas se desarrollan con un rigor extremo, que continúa después de su introducción en el mercado por medio de un seguimiento y de una vigilancia epidemiológica", afirma la especialista sueca.

Algunas de las enfermedades que hoy día se pueden prevenir mediante la vacunación son: sarampión, rubeola, parotiditis (paperas), hepatitis B, difteria, tétanos, tos ferina, poliomielitis, fiebre tifoidea, rabia, varicela, cólera, gripe e infecciones graves por neumococos y meningococos.

Sistema de vigilancia. En esta idea insistió en Tampere el doctor Stanley Plotkin, profesor emérito de pediatría y microbiología de la Universidad de Pensilvania (Estados Unidos): "La farmacovigilancia es muy importante. Al dirigirse a personas sanas, su evaluación médica ha de ser permanente a lo largo de toda la vida de la vacuna. Cualquier efecto secundario debe ser comunicado a las autoridades de modo rápido y eficaz".

El sistema actual de vigilancia y de alerta garantiza una valoración eficaz, que redunda en beneficio de todos los profesionales de la salud y de las personas vacunadas o susceptibles de serlo. Existe una relación permanente entre las propias autoridades sanitarias europeas, a través de la EMEA, y con las estadounidenses, mediante la Food and Drug Administration (FDA). Las dos grandes líneas de investigación se centran en las vacunas combinadas y conjugadas, según el doctor Carlos Rodrigo Gonzalo de Liria, del Comité Asesor de Vacunas de la Asociación Española de Pediatría (AEP).

"En las combinadas se unen varios antígenos capaces de responder a distintas enfermedades. De este modo se pretende administrar en un solo pinchazo la protección contra distintos agentes infecciosos. No obstante, se están investigando nuevas vías de administración, como la oral o la nasal. En cuanto a las conjugadas, se basan en la unión de sustancias conocidas como polisacáridos bacterianos. Todo ello con el fin de potenciar su poder inmunogénico o de protección en los lactantes", señaló el pediatra español.

Desde principios de la década de los noventa, la demanda de vacunas ha ido aumentado progresivamente. Hoy se solicitan 2.000 millones de dosis al año en todo el mundo, frente a los 200 millones anuales de la década de los ochenta. A juicio de los expertos, esto es debido a los programas de erradicación de ciertas enfermedades impulsados por la Organización Mundial de la Salud (OMS), gracias a los cuales se ha conseguido controlar en todo el mundo procesos infecciosos tan graves como la viruela y, en numerosos países, la poliomielitis.

En 2002 se puso en marcha el GAVI (Global Alliance for Vaccines and Immunisation) para vacunar a la población del Tercer Mundo contra la hepatitis B, el sarampión, la meningitis, el tétanos, la tos ferina y la poliomielitis, que siguen causando tres millones de muertes al año en esta área geográfica.

La más solicitada. La Asociación Española de Pediatría (AEP) lleva varios años solicitando la inclusión de la vacuna contra la varicela en todos los calendarios de las comunidades autónomas. Por el momento, en España su uso es exclusivamente hospitalario y en niños con graves problemas de defensas. La varicela se contagia de persona a persona, generalmente por las lesiones vesiculares de la piel y por transmisión aérea a través de las secreciones respiratorias. En más del 90% de los casos, la varicela se padece antes de los 10 años, y alrededor del 58% de los contagios se producen en el colegio. Cada año la sufren entre 200.000 y 225.000 personas, se generan en torno a mil hospitalizaciones y unas seis muertes, según la AEP.

Desde la década de los ochenta, en EE UU se han realizado numerosos estudios que demuestran los elevados costes directos e indirectos que provoca la varicela, por lo que se ha adoptado una política de vacunación universal. Un estudio español publicado en enero de 2004 en European Journal of Epidemiology proporciona datos acerca de la gravedad y el coste final de esta enfermedad en el periodo comprendido entre 1995 y 2000. Durante este tiempo se registraron un total de 1.372.325 casos de varicela, que causaron 5.476 hospitalizaciones. El coste anual de estas hospitalizaciones para el Sistema Nacional de Salud fue de 1,2 millones de euros para los menores de cinco años, que requerían más días de ingreso, y de 542.000 euros para los mayores de 10. Los gastos más altos se registraron en Andalucía, Cataluña y Madrid. El estudio demuestra que la vacunación universal para los niños tiene una excelente relación de coste / efectividad.

Las enfermedades que podrán prevenirse

Las nuevas tecnologías y los avances en genética e inmunología están logrando que la investigación en vacunas progrese rápidamente. Actualmente se están investigando más de 400 tipos de vacunas en todo el mundo, como las que actuarán contra el virus respiratorio sincitial (VRS), el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH), el rotavirus o el herpes simple. Las investigaciones van más allá del ámbito de la prevención de las infecciones e intentan proteger a los pacientes frente a las complicaciones, como en el caso del cáncer de cuello de útero o las dolorosas secuelas del virus herpes o varicela zóster. Incluso se están estudiando algunos preparados contra patologías tan diversas como la úlcera gastroduodenal o la arteriosclerosis. En los próximos años se introducirán en calendarios vacunales combinados o conjugados contra:

A Corto plazo (5 años): Varicela, sarampión, parotiditis, rubeola y varicela. Herpes zóster. Rotavirus (diarrea infantil grave). Virus del papiloma humano (VPH). Vacuna antimeningocócica conjugada.

A Medio plazo (10 años): Hepatitis C. VIH. Tuberculosis. VRS. Helicobacter pylori. Ctimomegalovirus. Virus de Epstein-Barr. Infecciones por meningococo B. Virus del Nilo occidental. Virus herpes simple tipo I y II (VHS). Neisseria gonorrhoea. Toxoplasmosis. Streptococus mutans. Haemophilus no encapsulada. Moraxella catarrhalis. Adenovirus. Estreptococo del grupo A. Clamidia.

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