Lo que nutre al cáncer
La dieta influye en el riesgo de padecer cáncer. Una alimentación adecuada prevendría, cada año, hasta cuatro millones de casos en todo el mundo. Por Pilar Riobó.
El 35% de los cánceres que derivan en muertes están relacionados con la dieta, según estudios epidemiológicos y experimentales. De hecho, una reducción del consumo de grasas y un aumento del de fibra puede reducir el índice de mortalidad entre un 10% y un 15%, según la Sociedad de Cáncer de Estados Unidos, que asegura además que los cambios dietéticos prevendrían anualmente entre tres y cuatro millones de casos de cáncer en todo el mundo.
El consumo de vegetales como cereales integrales, frutas, verduras o habas puede reducir las posibilidades de padecer cáncer de colon y recto, bucal y de esófago. Se ha descubierto también una relación entre dietas ricas en grasas y el aumento del número de cánceres de mama, colon, recto y próstata. Aunque hay cierta confusión al respecto, ya que las personas que se alimentan así tienden a ser más gruesas, a consumir más calorías y menos cantidad de frutas y verduras, y, por tanto, de antioxidantes. La obesidad es otro factor de riesgo. En el varón se ha relacionado con los cánceres de colon, recto y próstata, y en la mujer, con los de endometrio, mama, ovario y vesícula biliar. Por ello se recomienda una dieta equilibrada rica en cereales integrales, verduras, frutas y legumbres. Por ejemplo, el licopeno del tomate tiene propiedades antioxidantes y es eficaz para evitar el cáncer de próstata, e incluso para contener su progresión, y los polifenoles antioxidantes del té disminuyen el cáncer de esófago y estómago.
Consejos para prevenir el cáncer
Comer alimentos variados, especialmente los coloreados, ricos en antioxidantes.
Equilibrar la ingesta de alimentos con la práctica de actividad física.
Moderar el consumo de ahumados, para disminuir el consumo de benzopirenos, potencialmente cancerígenos.
Elegir una dieta con variedad de cereales, verduras y frutas. Consumir más cantidad de productos de grano entero (panes, cereales, arroz y pastas), verduras, frutas, leche, habas, lentejas y arvejas.
Disminuir la ingesta de grasas, grasas saturadas y colesterol. Elegir alimentos desnatados.
Consumir bebidas alcohólicas con moderación.
Moderar la cantidad de sal y sodio. Utilizar hierbas aromáticas y especias para condimentar los alimentos.
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