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Crítica:Quim Monzó | PANORAMA DE LAS LETRAS EN CATALÁN
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Crítica y público, a favor

Hace unos años, en 1996, Quim Monzó (Barcelona, 1952) publicó un libro titulado Guadalajara. No es que los cuentos del libro estuvieran ambientados en esta ciudad (ni en la española ni en la mexicana), pero a Monzó le gustaba la palabra y ahí se quedó. Por si había alguna duda, en las dedicatorias solía dibujar un mariachi. Todo muy mexicano, como una premonición del protagonismo catalán de este año en la Feria del Libro de Guadalajara.

Monzó es un escritor de largo recorrido al que ya nadie discute su liderazgo. Multipremiado y multiventas, la suya es una trayectoria sorprendente, ya que partiendo de una actitud inicial entre contracultural e impertinente, ha conseguido con los años situarse entre los favoritos del público y de la crítica, lo que no parece haber hinchado su ego. Convertido en personaje popular por sus divertidas apariciones en televisión y radio, se dio a conocer con una novela de irónico título barroco de la que ahora reniega -L'udol del grisu al caire de les clavagueres (1972)-, pero fue con los cuentos de Uf, va dir ell (1978) con los que empezó a alejarse del textualismo experimental y a definir un estilo propio. El tratamiento del lenguaje, alejado del rígido catalán literario que entonces se estilaba, las alocadas situaciones descritas y las frecuentes referencias al sexo y a la psicodelia hicieron que conectara de inmediato con el sector más alternativo de su generación. Desde entonces ha publicado varios volúmenes de cuentos en los que ha ido depurando el lenguaje y ha ido avanzando hacia un minimalismo que describe a menudo situaciones kafkianas tratadas con un humor afilado y penetrante. Amigo de replantearse lo preestablecido, Monzó tiende también a dar la vuelta a los cuentos tradicionales.

Autor de dos novelas en los años ochenta -Benzina (1983) y La magnitud de la tragèdia (1989)-, Monzó no parece tener ganas de volver al género. Por lo visto, se siente más cómodo en su condición de maestro cuentista y con sus artículos periodísticos, que reúne periódicamente en su editorial de toda la vida, Quaderns Crema. En castellano forma parte del catálogo de Anagrama.

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